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Brown lleva a sus pinturas el deseo sexual

El Museo Reina Sofía expone las últimas series de la artista expresionista y conceptual

El Museo Nacional Reina Sofía, de Madrid (Santa Isabel, 52, http://museoreinasofia.mcu.es), presentó el martes, en la sala Espacio Uno, una exposición de la artista británica Cecily Brown (Londres, 1969), residente en Nueva York desde hace diez años, con grandes óleos sobre lino de sus últimas series en torno al deseo sexual y el erotismo. "Es una pintora insólita, que no se parece a nadie", afirma Enrique Juncosa, comisario de la muestra.

Las pinceladas de pinturas se convierten en vegetación y las plantas en cuerpos humanos. Enrique Juncosa, actual director del museo de arte contemporáneo de Dublín, programó la exposición de Cecily Brown siendo subdirector del Reina Sofía. "Es una pintora muy inglesa, en la tradición pictórica de Hogart y Bacon, pero su pintura expresionista es insólita. Es la primera mujer expresionista que se diferencia del arte de las mujeres, que consideran la pintura como algo machista, con el ejemplo del comportamiento de los artistas de la Escuela de Nueva York", declara Juncosa.

La tradición pictórica de Cecily Brown está en la obra de Soutine, De Kooning, Guston y Bacon pero la artista se refirió ayer también a Francisco de Goya, pero no con las pinturas negras a las que aluden algunos críticos de arte, sino a los primeros trabajos de pinturas para tapices, aunque dijo que admira toda la trayectoria del pintor aragonés, como le ocurre con Velázquez. La artista cambió hace diez años Inglaterra por Nueva York, al no sentirse cómoda en el panorama artístico y preferir estar cerca de las corrientes norteamericanas, con especial admiración por los pintores de la Escuela de Nueva York.

Para la realización de sus grandes óleos sobre lino la artista trabaja con fotografías e imágenes que proceden de libros de artistas o de los medios, además de la observación directa de la naturaleza. En este intercambio las figuras y los paisajes aparecen al mismo tiempo, en unos cuadros que concentran energía y tensión, como se puede descubrir en los ocho óleos que forman la exposición en el Espacio Uno. En Lagoon (2004) se adivina un lago entre ramas, flores y trozos de cielo y de montañas, mientras que en Ambush Makeover (2003) puede ser cuerpos emboscados tras hojas y flores. "Flores y ramas, toda la vegetación", señala el comisario, "parecen alimentarse de esa energía reproductora. Las figuras, que forman un todo homogéneo -el beso se funde en una sola cabeza-, tienen mucho de las figuras de Francis Bacon aunque sin estar aisladas teatralmente en un espacio. De hecho, se funden a su vez en el espacio dinámico que forman las pinceladas que recubren todo el cuadro". Enrique Juncosa también se refiere al cuerpo y la energía para situar su pintura en un espacio sensorial, marcado por el deseo sexual y el erotismo que lleva a sus series pictóricas, que vuelven al deseo femenino de los artistas de la Escuela de Nueva York. "No es una pintura expresionista improvisada, como la que se hacía en los años ochenta, sino que es una pintura de cabeza. Parece expresionista pero es analítica y conceptual". "Pinta el deseo femenino con absoluta honestidad y en todo su esplendor, del abandono al control absoluto, del placer a la risa. Su maestría radica, al hacerlo, en la facilidad con la que la pincelada, rápida y vigorosa, desprende vitalidad y sensualidad".

<b>El cuadro</b> <i>Looby Loo</i> <b>(2004), de Cecily Brown (Galería Gagosian).</b>
El cuadro Looby Loo (2004), de Cecily Brown (Galería Gagosian).

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