Sharon negociará con los laboristas un Gobierno de unidad nacional

El primer ministro israelí, Ariel Sharon, y el líder del Partido Laborista, Simon Peres, negociarán la formación de un nuevo Gobierno de unidad nacional. La formación de una coalición amplia en torno al partido nacionalista Likud y la izquierda puede dar el espaldarazo decisivo al plan de repliegue de Gaza elaborado por Sharon, que ha sido zancadilleado por sus propios ministros. Las conversaciones entre Sharon y Peres presumiblemente empezarán el próximo domingo, una vez finalizada la fiesta religiosa del Shabat.

Sharon ha elegido una fecha señalada para anunciar las negociaciones: el centenario de la muerte del padre del sionismo, Theodor Herzel. El anuncio no ha sorprendido por cuanto era la salida lógica para la crisis en la que se encuentra sumido el Gobierno desde hace varias semanas, cuando perdió la mayoría parlamentaria y se quedó con 59 escaños en un Parlamento de 120 diputados, tras la retirada de la Unión Nacional y del Partido Nacional Religioso en protesta por el cese de dos de sus ministros, que de manera abierta y reiterada se habían opuesto al plan de retirada de Gaza.

Sharon podría contar, si las negociaciones con Peres culminan con éxito, con el apoyo de los 19 diputados laboristas, lo que le permitiría continuar al frente del Ejecutivo hasta finales de 2005, cuando está prevista la convocatoria de elecciones generales.

Las negociaciones de Sharon con Peres no serán fáciles. La debilidad y fragmentación del Partido Laborista, que se encuentra sumido en una larga y penosa crisis tras el Gobierno de Ehud Barak, hace cuatro años, complicarán las conversaciones. Una prueba palpable de estas dificultades se ponía en evidencia hace pocos días, cuando un sector del laborismo pedía la salida del octogenario Peres de la dirección del partido y la convocatoria de unas elecciones internas para formar un nuevo equipo.

La convocatoria de las negociaciones coincidió con un día trágico y sangriento en el norte de Gaza. Diez palestinos murieron en la localidad de Beit Hanun, tiroteados por los soldados en una nueva ofensiva del Ejército israelí en el norte de la franja destinada a impedir el lanzamiento de misiles artesanales sobre la ciudad de Sderot, al otro lado de la llamada línea verde. Un contingente de soldados de infantería, apoyados por carros y helicópteros de combate, penetraron a primera hora de la mañana en el centro de Beit Hanun, donde rodearon un edificio en el que presumiblemente se encontraba un líder de Hamás y de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa. En el transcurso de la operación, 10 palestinos, incluida una mujer que acudió a ayudar a un herido, murieron alcanzados por las balas israelíes.

La operación, calificada de matanza por la Autoridad Nacional Palestina, fue contestada con dureza por las milicias de la Yihad Islámica, que lanzaron un misil sobre el asentamiento de Moraga, en el centro de la franja. El proyectil alcanzó un jeep del Ejército e hirió a cinco de sus ocupantes, entre ellos dos coroneles, uno de los cuales perdió un pie por la explosión del artefacto.

Mientras tanto, en Jerusalén finalizaba ayer, con una reunión entre Mohamed el Baradei y Ariel Sharon, la visita de tres días que el secretario general del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) ha efectuado a Israel, a cuyo Gobierno ha tratado de convencer para que rubrique el Tratado de No Proliferación Nuclear, se someta a las inspecciones internacionales y participe en una conferencia internacional para desnuclearizar la zona de Oriente Próximo.

La respuesta de Ariel Sharon ha sido contundente, según aseguró El Baradei antes de salir del país: "La política de Israel continuará siendo la misma, es decir, sólo contemplará de manera positiva la desnuclearización de la zona en el contexto de una paz en Oriente Medio". La contestación oficial dada por el propio jefe de Gobierno israelí ha sido considerada por El Baradei como un elemento "positivo y bienvenido".