Los rostros del Parlamento Europeo

El Parlamento Europeo nace de unas elecciones en las que participan 25 países con 450 millones de habitantes, desde el Báltico al Mediterráneo. Pero no es una Cámara simbólica, sino que sus poderes son crecientes: según la futura Constitución, los 732 diputados elegidos desde el pasado jueves a mañana tendrán que ratificar los presupuestos y al presidente de la Comisión. Esta diversidad cultural y social tiene un reflejo claro en el Parlamento, en el que podrían sentarse desde un general francés, ex jefe de las fuerzas de la ONU en Bosnia, hasta una periodista italiana, símbolo de la rebelión contra Berlusconi, o un famoso deportista y ex disidente eslovaco, además de políticos de todos los signos o escritores de la talla de José Saramago o Antonio Tabucchi.

El multimillonario turco-alemán de 62 años Vural Öger, propietario de un imperio de empresas de viajes en las que trabajan unos 5.000 empleados, es el candidato número 10 al Parlamento Europeo (PE) en la lista del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). En medio de la mediocridad y falta de perfil público de los más de 500 candidatos de los grandes partidos alemanes, llama la atención Öger, con una biografía apasionante y una falta de pelos en la lengua que escandaliza en Alemania a los defensores de la corrección política.

Este hijo de un oficial del Ejército turco llegó a Berlín con 18 años para estudiar ingeniería y recibió el número 31 de los emigrantes turcos en Alemania, que hoy llegan casi a los dos millones. En Hamburgo tuvo Öger la idea de crear la empresa Öger Tours para transportar a sus compatriotas emigrantes a Turquía. Hoy día, Öger es dueño de 3 empresas en Alemania, 14 en Turquía, 10 hoteles y hasta una isla cerca de Estambul. En el año 1990 recibió la nacionalidad alemana, pero no ha olvidado sus raíces.

Con Öger está garantizada la polémica. En una reciente intervención calificó de vergüenza que el 40% de las mujeres alemanas no estén dispuestas a tener hijos. La solución de Öger para el problema de la baja natalidad en Alemania desencadenó el escándalo: "Tenemos que desarrollar lo que inició el sultán Suleiman en el sitio de Viena en el año 1683 y producir habitantes con nuestros potentes hombres y nuestras sanas mujeres".

La cara de Jean-Marie Cavada, periodista de televisión y ex presidente de Radio France, de 64 años, supone una de las pocas novedades en las listas francesas a las europeas, cuyos puestos "elegibles" están copados por veteranos de la política. Cavada se presenta con la Unión por la Democracia Francesa (UDF), en cuyas candidaturas figura también el general Philippe Morillon, de 68 años, ex jefe de las fuerzas de la ONU en Bosnia.

La gran mayoría de los políticos franceses se resiste a retirarse, lo cual explica el enjambre de aspirantes al Parlamento Europeo en busca de la enésima oportunidad. Éste es el caso del líder ultraderechista Jean-Marie Le Pen, que a sus 75 años quiere volver al escaño al que tuvo que renunciar hace un año, tras recibir una condena judicial por haber agredido a una mujer. El no menos conocido ex ministro conservador Charles Pasqua, de 77 años, experimenta un repentino interés por Europa, proporcional a la intensidad con que varios jueces hurgan en su pasado.

Michel Rocard, ex primer ministro socialista, de 74 años, ha tenido que librar una batalla interna en su partido para repetir como candidato a la Eurocámara. La trotskista Arlette Laguiller, fracasada media docena de veces en elecciones francesas, camina hacia el Parlamento Europeo con la prédica del "comunismo revolucionario", a sus 64 años.

Lilli Gruber (Bolzano, 1957) solía ser el rostro de las noticias: era presentadora y enviada especial del telediario vespertino de la RAI. Ahora es el rostro de la izquierda italiana en las elecciones europeas. Romano Prodi, su padrino, apostó por ella como cabeza de lista del Olivo (coalición de DS y Margarita) en dos de las cinco circunscripciones, Centro y Noreste; quizá para aprovechar su popularidad, o quizá porque, como la propia Gruber, se convenció de que la periodista estaba destinada a llegar lejos en la política: aspira, y lo dice, a ser ministra de Asuntos Exteriores. Gruber explica que Prodi, líder moral de la oposición a Berlusconi, leyó su libro sobre Irak y la telefoneó. Así comenzó la aventura electoral. Por lo demás, su biografía es europea: nació en el Tirol italiano y su lengua materna es el alemán y está casada con un francés. Asegura que habría dejado la RAI aunque no le hubieran ofrecido ser cabeza de lista, "para no seguir dando la cara por un telediario servil ante el Gobierno".

Dos nombres mayores de la literatura europea se presentan como diputados europeos por partidos políticos portugueses. El premio Nobel José Saramago es el número 10 de la lista comunista lusa. El escritor italiano Antonio Tabucchi, premio Médicis y Jean Monet, es el 7 de la lista del Bloco de Esquerda (BE).

Tabucchi (Pisa, 1943) es experto en literatura portuguesa y profesor en la Universidad de Siena. "Si tras la vida que he tenido, las experiencias culturales que he vivido, me dijeran que pertenezco a un solo país me quedaría sorprendido. El hecho de que me sienta europeo es una de las razones que me llevaron a aceptar", afirmó recientemente. Saramago repite en la lista comunista. El escritor portugués (Azinhaga, 1922) dice que se presenta por una cuestión de "fidelidad" al partido. Pero está decepcionado con la clase política en general. Para desesperación de los dirigentes comunistas, en los últimos meses ha hecho varios llamamientos al voto en blanco. Saramago será rival de su única hija, Violante Saramago, candidata número dos del Bloco de Esquerda.

George Galloway, el hombre que llamó "lobos" a Tony Blair y George W. Bush, se puede convertir en la voz de la izquierda a la izquierda de la izquierda en Estrasburgo. Militante laborista desde siempre, su corazón se divide entre dos banderas: la roja (adornada quizás con la hoz y el martillo) y la palestina. Fue expulsado del Partido Laborista por sus devastadoras declaraciones en los primeros días de la guerra a una televisión de Abu Dhabi, en las que no sólo arreciaba contra su primer ministro y el presidente de EE UU, sino que parecía llamar a la revuelta militar al decir que "lo mejor que pueden hacer las tropas británicas es negarse a obedecer órdenes ilegales". Como por arte de magia, su feudo electoral de Glasgow Kelvin ha desaparecido al fusionarse con una circunscripción vecina, representada por el primer diputado musulmán del laborismo. Este político de verbo encendido se juega su supervivencia política en estos comicios.

La Unión Democristiana Eslovaca, en el poder en Eslovaquia, ha colocado a una ex estrella del deporte nacional, el hockey sobre hielo, a la cabeza de su lista para las europeas. Aunque carece de experiencia política, Peter Stastny, de 47 años, es un símbolo de la transición del país hacia la democracia y la independencia. Estrella de la entonces selección checoslovaca, Stastny huyó del país y del comunismo en 1980, en unas circunstancias dignas de las mejores películas de espionaje, y acabó jugando en los Nordiques de Quebec. En los ochenta se convirtió en el máximo anotador de la liga norteamericana, y en 1994 fue quien llevó, llorando de emoción, la bandera nacional en su primera participación en los Juegos Olímpicos como país independiente.

Las elecciones europeas del domingo servirán de escenario para otros muchos ex deportistas. En Polonia se presenta Grzegorz Lato, la estrella de la selección de fútbol que acabó tercera del Mundial de 1974. Y en Francia concurre el finlandés Ari Vatanen, ex campeón del mundo de rallies, en la lista de la UMP.

Esta información ha sido elaborada por José Comas (Berlín), Aloïs Hüg (Madrid), Joaquín Prieto (París), Enric González (Roma), Margarida Pinto (Lisboa) y Walter Oppenheimer (Londres).