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El Gobierno italiano pone a la venta sus oficinas por 5.000 millones de euros

Berlusconi ofrece los edificios a la banca para reducir el déficit presupuestario

Enric González

El Gobierno italiano ha decidido vender la casa y vivir en alquiler. La urgente necesidad de dinero, para enjugar déficit presupuestario y no rebasar el límite del 3% del producto interior bruto (PIB), ha impelido al ministro de Economía, Giulio Tremonti, a ofrecer a la banca todas las oficinas de la Administración pública por un importe estimado en unos 5.000 millones de euros. Según el plan de Tremonti, los bancos, a los que se exige que paguen al contado, deberán encargarse de crear un fondo con ese patrimonio y distribuir cuotas de participación entre sus clientes.

La banca italiana acaba de recibir la propuesta y esperará a responder, porque falta un detalle esencial: ¿cuál será la rentabilidad del fondo? Dependerá del precio total de los inmuebles y del alquiler que se comprometa a pagar el Gobierno para seguir ocupándolos. Si Tremonti quiere conseguir ahora mismo todo el dinero posible, venderá caro, pero tendrá que pagar alquileres altos en el futuro, para ofrecer a los inversores una rentabilidad aceptable no inferior al 5% anual; si los apuros presupuestarios (nunca del todo conocidos por el público en Italia) no son tan graves, podrá vender a precios reducidos y firmar contratos de alquiler no demasiado asfixiantes.

En principio, Tremonti piensa ahorrar una parte de los ingresos por la privatización, cercana a los 50 millones, para destinarla a pagar los primeros alquileres.

Las necesidades del Tesoro italiano sólo guardan una relación indirecta con el Pacto de Estabilidad europeo. Silvio Berlusconi ha dicho más de una vez que, si de él dependiera, el déficit presupuestario se elevaría hasta el 3,5% del PIB, o incluso más. Pero Italia, a diferencia de Francia o Alemania, no puede hacer eso. Tiene una deuda monumental, cercana al 104% del PIB, y es vigilada de cerca por las agencias de rating.

Deuda pública histórica

En marzo, la deuda acumulada de las administraciones públicas italianas llegó a 1,44 billones, un récord histórico, según los datos publicados ayer por el Banco de Italia. De ese total, el 99% pertenece a la Administración central. Cualquier desviación de la ortodoxia supondría un encarecimiento automático de sus créditos y complicaría aún más la gestión de las finanzas públicas. Además, la economía italiana apenas creció un 0,8% en el primer trimestre respecto a idénticos meses del año anterior.

Las sedes gubernamentales son la última joya del patrimonio del Estado. La sede del Ministerio de Economía, por ejemplo, un palazzo majestuoso en el centro de Roma, tiene 200.000 metros cuadrados. A precio medio de mercado, unos 3.000 euros por metro, vale cerca de 600 millones de euros.

El Gobierno disponía también de un amplio patrimonio residencial, pero esos miles de apartamentos ya se pusieron en venta y ahora se negocia con los inquilinos, que tienen preferencia de compra.

Tremonti ha pedido a la banca una respuesta este mes. También ha anunciado que recortará el gasto presupuestario en 13.000 millones para hacer posible la rebaja de impuestos prometida por Berlusconi, aunque no se sabe cuándo ni dónde se producirán esos cortes.

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