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Afganistán necesita 3.000 soldados extranjeros más para garantizar el orden en las elecciones

700 personas han muerto asesinadas desde agosto por ataques talibanes o delincuencia

Ángeles Espinosa

"Necesitamos tropas de ISAF en todas las provincias, si queremos elecciones libres", declara Sayed Amir, representante de un partido político en Kunduz, en referencia a la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad. Funcionarios de la ONU, diplomáticos extranjeros y trabajadores humanitarios están de acuerdo con Amir, pero la comunidad internacional se está mostrando perezosa a la hora de cumplir su compromiso con Afganistán. Sólo la provincia norteña de Kunduz tiene un pequeño destacamento de 250 soldados fuera de los 6.500 que patrullan Kabul. Hacen falta otros 3.000 para garantizar que los comicios de septiembre se desarrollen con garantías.

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"Los países europeos no han cumplido la promesa realizada por la OTAN hace nueve meses", denuncia Ahmed Rashid, reputado especialista en Afganistán. En efecto, el pasado agosto, cuando la OTAN se hizo cargo de la misión de ISAF, hubo un compromiso (de acuerdo con la resolución 1510 de la ONU) para extender su mandato fuera de Kabul. En la capital afgana, la presencia de los cerca de 6.500 soldados de ISAF ha logrado un nivel aceptable de seguridad que ha permitido que la ciudad bulla a pesar de las carencias. Pero fuera de la influencia de esa fuerza, es el salvaje oeste.

Desde el pasado agosto, más de 700 personas han resultado asesinadas en Afganistán, la mayoría en ataques de los talibanes, pero también por asaltantes de caminos que, en ausencia de fuerzas del orden, campan por sus respetos. El pasado miércoles, la emboscada contra un equipo de Médicos Sin Fronteras hizo que se elevara a 21 el número de trabajadores humanitarios muertos en lo que va de año, frente a los 13 de todo 2003. La cita electoral del próximo septiembre hace aún más acuciante restablecer la seguridad.

120 soldados españoles

A día de hoy, 36 países integran la Brigada Multinacional Kabul que tiene su base en un recinto bautizado Warehouse (Almacén), en la carretera de Jalalabad. España participa con un contingente simbólico de 120 soldados, una veintena de los cuales están destinados al aeropuerto internacional. Sólo Alemania se ha comprometido en el proyecto de extensión de ISAF fuera de la capital y dirige un equipo de reconstrucción provincial (PRT, en sus siglas en inglés) en Kunduz.

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"Tienen bajo su responsabilidad las cuatro provincias del noreste: Kunduz, Baghlan, Takhar y Badakhshan, pero sabemos que apenas patrullan cinco kilómetros en torno a la base y armados hasta los dientes", apunta una fuente del cuartel general en Kabul. En el PRT alemán aseguran que entre 50 y 80 de sus soldados salen a diario en diversas misiones. Tampoco importa demasiado. Su mera presencia sirve de disuasión.

"Ha tenido una influencia muy positiva", admite Amir, de la Conferencia Islámica Nacional de Tribus de Afganistán en Kunduz, para quien sería importante que las provincias vecinas pudieran contar con equipos similares de aquí a julio, "para permitir el desarrollo del proceso electoral". Amir, como otros políticos locales, teme a la intimidación de los señores de la guerra que, a pesar de todos los acuerdos alcanzados en Kabul, siguen sin desarmar sus milicias y no parecen tener intención de hacerlo antes de septiembre.

La fecha de las elecciones ha sacudido a los responsables europeos que desde hace unas semanas tratan de encontrar países voluntarios para cumplir el compromiso incluido en el plan operativo de la OTAN del pasado abril de dotar de fuerzas y medios a cinco PRT. Ya no hay tiempo para montar esos equipos antes de los comicios. Según los expertos militares, se necesitan cinco meses para poner en marcha un PRT. Apenas quedan cuatro para la cita con las urnas. "Olvídese de los PRT. Son un proyecto a medio plazo", apunta un diplomático europeo, "ahora lo que necesitamos con toda urgencia es reforzar la ISAF con 3.000 soldados".

Es una exigencia de mínimos. Trasladar el grado de estabilidad de Kabul al resto del país requeriría al menos 15.000 soldados, según fuentes de la OTAN en Kabul. "Falta voluntad política", admite un asesor de ese organismo. No ayuda para contar con el apoyo de las opiniones públicas la existencia de dos misiones paralelas en Afganistán.

"Resulta difícil que tanto los afganos como los votantes europeos distingan ambas", reconoce un diplomático. Y sin embargo, tienen órdenes muy diferentes. "La [operación estadounidense] Enduring Freedom tiene un mandato de combate: matar a los malos de Al Qaeda, los talibanes y el Hizb-u Islami de Gulbudin Hekmatyar", explica una fuente de ISAF, "en tanto que nosotros debemos asistir al mantenimiento de la paz y ayudar a construir el Estado". "Es muy importante que los europeos tengan clara esa diferencia", subraya un funcionario de la ONU.

Ayer lunes estaba previsto que se reuniera en Bruselas la comisión de la OTAN que trata de generar esas fuerzas. Parte de las miradas están puestas en España tras la retirada de sus soldados de Irak.

"Es esencial que España contribuya con más tropas a la guerra contra el terrorismo en Afganistán, porque España ha sido atacada por algunos de los grupos que han encontrado refugio en ese país", manifiesta Rashid. "Debe quedar claro que al hacerlo no le hace el juego a EE UU. España está directamente vinculada a la guerra contra el terrorismo, lo quiera o no", concluye este experto.

Un soldado canadiense patrulla en las calles de Kabul el pasado agosto.
Un soldado canadiense patrulla en las calles de Kabul el pasado agosto.AP

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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