Simpatía por una Europa poco conocida
Seis jóvenes vascos ofrecen su visión acerca de la UE, un proyecto que no acaban de identificar
En 1986, España se adhirió a la entonces Comunidad Económica Europea. Muchos de los jóvenes vascos que nacieron ese año dispondrán el próximo domingo de su primera oportunidad de ejercer el derecho al voto y lo harán para elegir a sus representantes en el Parlamento Europeo. Pero, las estadísticas y los comicios precedentes auguran que muchos optarán por abstenerse. La Unión Europea genera en ellos, como en el resto de los jóvenes vascos, un apoyo tácito, una simpatía pasiva marcada por una notable falta de conocimiento y, casi siempre, de interés hacia una realidad a la que no terminan de identificar ni de relacionar con su mundo ni con su vida diaria.
Los estudios sociológicos así lo indican. Los últimos datos de la Encuesta Europea de Valores, recogidos en 1999 y 2000, revelan que la identidad europea no existe en los jóvenes españoles, vascos incluidos, algo extensible al resto de sectores de edad y al resto de países miembros. El porcentaje de quienes se identifican como europeos ocupa, con un 1,7%, el último lugar, lejos, por ejemplo, del 8,4% de los que se definen como ciudadanos del mundo.
Este mismo trabajo establece que el 41,8% de los jóvenes vascos no tiene mucha confianza en la UE. En el resto de España, el porcentaje es un 38,3% y la media europea, un 39,8%. "Dentro de la escala de confianza en las instituciones, cuando se pregunta por la UE, el nivel de no respuesta, es decir, no sabe o no contesta, es muy alto. Por tanto, muchos ni siquiera se posicionan", explica María Silvestre, profesora de Sociología y miembro del equipo de la Universidad de Deusto que elabora la encuesta en España. "Lo que voy a decir es sólo una especulación, pero creo que muchos jóvenes no saben ni el día en que se celebran las elecciones y dudo mucho de que sepan que es de circunscripción única", añade.
Según los resultados publicados por el Gabinete de Prospecciones Sociológicas del Gobierno vasco en 2003, el 28% de los jóvenes declara sentirse bien informado sobre la UE mientras que el 69% admite disponer de poca información. Sólo el 37% se muestra interesado por la unificación europea. No obstante, un testimonial 4% considera que la pertenencia a la Unión Europea sea negativa para el País Vasco.
Escaso conocimiento
Amaiur Sánchez, de 23 años, estudia el ciclo superior de Ingeniería Industrial en la especialidad de Organización en Mondragon Unibertsitatea. En las pasadas elecciones europeas no votó, aunque sí lo ha hecho en las autonómicas y nacionales. No oculta su escaso conocimiento sobre la UE. "No tengo mucho tiempo para informarme. A veces me cuesta entender las decisiones que se toman, te pierdes un poco. Quizá se deba a que no tengo mucho interés. Me interesa más lo más cercano", expresa tras constatar que su sentimiento de pertenencia a la UE "no es muy fuerte".
No es el caso de Iñigo Calvo. Este estudiante de Empresariales de 23 años de la Universidad de Deusto está completando un master en Relaciones Internacionales en la Universidad de Lovaina gracias al programa Erasmus de movilidad estudiantil. Partidario entusiasta del proyecto europeo, destaca que sus opiniones se han reforzado desde que vive en Bruselas. "Es totalmente distinto tener un conocimiento de la realidad europea desde Bilbao o el País Vasco que desde su capital misma. Bélgica ofrece la ventaja de punto neurálgico de la UE y es un buen ejemplo de convivencia ya que posee cinco parlamentos, cuatro regiones, tres comunidades y tres lenguas oficiales", defiende.
Iñigo es consciente de que la apuesta por Europa no se halla muy extendida entre los jóvenes vascos. "Es una pena, pero los jóvenes no saben mucho sobre la UE en el País Vasco. Creo que sí existe interés, pero no se ha le ha dado la importancia que debiera ni en el País Vasco ni en España. Normalmente sólo se usa la UE como arma arrojadiza en alguna disputa política sin llegar mostrar a los jóvenes su verdadero significado", lamenta.
Información, mucha información, es lo que echa en falta Haizea Miguela, estudiante de Sociología de Deusto. De lo que conoce, Haizea critica la preponderancia de lo económico. A su juicio, la ampliación de la Europa de los 15 a la de los 25 se ha convertido en un fenómeno de globalización a pequeña escala donde sólo prima el dinero. Tampoco está de acuerdo con el carácter restrictivo de las políticas de inmigración y la desunión en política exterior.
Oportunidad empresarial
Aingeru Ros, vitoriano de 27 años, ha puesto en marcha una pequeña empresa de diseño gráfico. Considera que, desde el punto de vista empresarial, la Unión Europea es una gran oportunidad. Además, se declara europeísta convencido. "Es un gran proyecto y todo lo que sea hacer sombra a Estados Unidos me parece bien", subraya.
Como Aingeru, Igor Ortego, alumno de Ingeniería Industrial y presidente del Consejo de Estudiantes de la UPV, cree que los jóvenes son partidarios del fortalecimiento del proyecto europeo. "No conozco a ningún joven que sea euroescéptico", aclara. Según Igor, la UE es "necesaria, imprescindible y obligatoria". "Si no existiera, habría que inventarla", sentencia. Tanto es así que, en el caso de que decidiera abstenerse, lo haría en otros comicios antes que en los europeos.
No piensa así Aitor Fernández, trabajador de 25 años. Aitor no tiene pensado votar en esas elecciones, pese a haberlo hecho en otras citas de carácter local y nacional, porque considera que su importancia es secundaria. "En las conversaciones con los amigos, el tema de la UE ni sale. El día que por iniciativa de la UE disminuyan el precio de las viviendas, entonces sí hablaremos de ello y sí nos importará", asevera.
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