"Soy autodidacta a la fuerza"
Manuel Pertegaz (Olba, Teruel, 1918) recibe hoy en Madrid la Aguja de Oro honorífica, el más prestigioso galardón de la moda española, al mismo tiempo que el italiano Valentino Garalbani. Dos trayectorias exitosas, dos carreras largas llenas de vida y creación. Pertegaz, desde su inveterada timidez, lúcido y con su humor afilado, experimenta un auténtico renacimiento.
Pregunta. ¿Se arrepiente de no haberse ido a París a sustituir a Christian Dior?
Respuesta. En lo absoluto. Había motivos profesionales para quedarme, y luego me calmaron esos motivos. Habría para una novela (me siento, soy, autodidacta a la fuerza); en esos días de la oferta para Dior, no dormí y rememoré mis comienzos, cuando me ataban el dedo en la sastrería, el dedal... Valoré lo que tenía y dije "no". La verdad es que luego yo quise abrir casa en París. Hubo hasta cinco conatos, pero no cuajó.
P. Su destino con el prêt-à-porter también ha sido accidentado.
R. No podíamos despreciar lo que ofrecía y era interesante para los que estábamos en la costura, pues se mejoraban y se alimentaban mutuamente ambas cosas: alta costura y prêt-à-porter. Entonces, Coco Chanel no quiso por su orgullo personal, ni Balenciaga tampoco. El resto, sí. El tiempo en este oficio no cuenta, lo importante es la generosidad del resultado. Yo, la verdad, no llegué a encontrar la fábrica que pedían mis exigencias.
P. ¿En su caso no puede hablarse de discípulos, de continuadores?
R. Sí que los he tenido, y muy buenos. He enseñado a muchos, como Antonio Mesa; yo creía en él como continuador, pero tuvo una operación de sinusitis y perdió la vista. Pero la realidad es que en moda no hay sucesores: es el nombre el que, acaso, pervive.
P. Usted ha dicho varias veces que la moda no tiene piedad.
R. Conmigo, sí. Lo decía en otro contexto. La moda es oscilante por naturaleza y yo he conjurado siempre mi timidez con lo que hago: esta profesión que absorbe, que exige sacrificio y dedicación total. La moda no es lo frívolo, no son lacitos ni todo vale. Sigo diciendo "no a la extravagancia".
P. Para las nuevas generaciones, su bisutería en la exposición del Reina Sofía ha sido todo un descubrimiento por su modernidad.
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