Granjeros en el asfalto
Las granjas urbanas, un proyecto pedagógico para enseñar a los niños el origen de los alimentos
¿De dónde viene la leche? Muchos niños criados en la ciudad no dudan al responder esta pregunta: "De la nevera". Aunque a los pequeños les sobra imaginación, no se les puede pedir que relacionen los tetrabricks con la ubre de una vaca.
Contra esta separación entre campo y ciudad luchan las cerca de 1.500 granjas urbanas que hay repartidas por Europa, ninguna de ellas en España. La Asociación para el Desarrollo de la Granja Urbana (ADGU), formada por personas de diferentes ámbitos -educación, ecologismo, cultura-, pretende crear en Barcelona una de estas pedagógicas entidades.
Las granjas urbanas pueden ser muy diferentes unas de otras, tanto por su tamaño como por sus actividades, ya que éstas se adaptan al lugar y a sus necesidades. Sus objetivos, en cambio, suelen ser parecidos. Destaca la voluntad de enseñar a los niños el origen de los alimentos, demostrarles, por ejemplo, que los guisantes no se reproducen en los congeladores de los supermercados, a la vez que promueven el respeto por la naturaleza y el desarrollo sostenible sin salir de la ciudad. Pero también es una oferta de ocio familiar diferente a todas las que hay en Barcelona en la actualidad.
Holanda tiene 350 explotaciones ganaderas que reciben 15 millones de visitas
Se trata de una opción que responde al interrogante de qué hacer con los niños un domingo por la mañana. Aunque no hay que confundir las granjas urbanas con los zoos, ya que los visitantes de éstas miran, tocan y se implican en las actividades, que tanto pueden consistir en dar de comer a los conejos como en cocinar una tarta de manzana. Los socios de la ADGU aseguran que con la granja urbana quieren transmitir "los valores relacionados con la sostenibilidad de una forma lúdica", sin sentimientos de culpabilidad.
El acceso a una granja real es complicado a causa de las restricciones, muchas de ellas pensadas para evitar el contagio de enfermedades. Además, la mayoría de granjas se han convertido en plantas industriales especializadas en un solo tipo de animal. La granja urbana no pretende ser una granja de verdad, sino una muestra justa "que no genere ningún conflicto en el medio urbano", asegura José Lascurain, socio fundador de la ADGU.
Este acercamiento al mundo rural sin alejarse de la ciudad podría producirse en los sots de Montjuïc, cerca del recinto del Poble Espanyol, el lugar que pide la asociación para crear la primera granja urbana de España. "Allí hay una masía rehabilitada, sin utilizar, y el Ayuntamiento todavía no sabe qué hacer con ella", dice Inge Huygen, coordinadora de la ADGU. Huygen deja claro que no piden dinero. Hasta el momento, todos los gastos han ido a cargo de los socios y, si la granja urbana llega a crearse en Barcelona, esperan que se autofinancie con la venta de productos biológicos, entre otros recursos, aunque recuerdan que en Holanda muchas de estas granjas están subvencionadas.
Las primeras granjas urbanas nacieron en Europa a principios de la década de 1970, bajo la iniciativa de grupos de ciudadanos que veían cómo los conocimientos sobre la vida rural se alejaban, cada vez más, de los urbanitas. Hoy en día, en Holanda hay unas 350 granjas que cuentan con 15 millones de visitantes al año. Otro ejemplo: sólo Londres tiene 16 granjas urbanas.
Los miembros de la ADGU ponen de relieve que hay muchas granjas escuela destinadas a los niños, pero todas fuera de la ciudad y no todo el mundo tiene posibilidad de visitarlas. En cambio, la granja urbana "regenera un espacio que ha perdido el uso", manifiesta Lascurain, y pasa a convertirse en un equipamiento de barrio. Además, los visitantes pueden vivir la actividad cotidiana de la granja con una proximidad difícil de encontrar en otros recintos, ya que la entrada es gratuita. "Ven crecer a los animales y, por ejemplo, pueden seguir el embarazo de una cabra", expone Huygen.
Las granjas urbanas encuentran aliados en otras asociaciones: la ADGU pretende organizar, junto a Veterinarios sin Fronteras, un taller sobre alimentación en el Tercer Mundo. También tienen prevista la colaboración con entidades de discapacitados, tanto físicos como mentales, quienes pueden encontrar en la granja urbana un trabajo adaptado a sus características.
De momento, la asociación presentó ayer sus ideas al público en presencia de la tercera teniente de alcalde de Barcelona, Imma Mayol. Huygen se muestra optimista y confía en la "receptividad" que ha manifestado el Ayuntamiento para tirar adelante este proyecto. También asistieron al acto representantes de la Federación Europea de Granjas Urbanas, organismo que se encarga de asesorar e intercambiar información entre los centros.
"Sólo hace falta levantar la vista más allá de los Pirineos para ver que es un proyecto tremendamente eficaz", sentencia Lascurain.
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