Polémica por el cierre de calas de la Costa Brava por riesgo de desprendimientos
Campaña para reabrir la cala del Senyor Ramon, en la que murieron dos personas en 2003
La imagen de grandes carteles con los que se alerta del peligro de desprendimientos en una playa podría convertirse en realidad este verano en algunas de las más bellas y agrestes calas de la Costa Brava. La demora a la hora de realizar estudios geológicos de los parajes peligrosos y la imposibilidad de cerrarlos a cal y canto a los bañistas ha llevado a la Administración a optar por advertir a los usuarios mediante carteles. La Dirección de Costas empezará en breve la señalización de los parajes peligrosos e intentará cerrar las calas potencialmente más peligrosas. La decisión ha levantado polémica entre los usuarios de estos bellos parajes.
Los carteles tendrán como objetivo advertir a los bañistas del peligro, pero también exculpar de toda responsabilidad a la Administración central, que es la que tiene el dominio de las playas y costas, en caso de accidente.
El desgraciado accidente ocurrido en agosto del año pasado en la cala del Senyor Ramon (Santa Cristina d'Aro), en la que un desprendimiento de rocas provocó la muerte de dos personas, abrió la caja de Pandora para las bucólicas calas rocosas de la Costa Brava. La cala se cerró por orden judicial y el paraje, muy apreciado por los colectivos naturistas catalanes, no ha vuelto a abrirse. La demanda de responsabilidades a todas las instituciones por parte de familiares de una de las víctimas ha puesto en alerta a otros ayuntamientos. El consistorio de Santa Cristina recibió un informe de la Dirección General de Costas en el que se advertía del riesgo de que volviera a producirse otro incidente. La sensibilidad hacia los desprendimientos se ha incrementado desde entonces y a ello han contribuido las lluvias de los últimos meses.
Recientemente se produjo otro desprendimiento en las Illes Medas y ya se ha prohibido el buceo en sus cercanías. En Tossa hay constancia de dos zonas con riesgo de desprendimiento. Además Medio Ambiente ordenó hace poco el cierre de otras dos calas de Begur -Illa Roja y Fonda-. En Palafrugell, algunos tramos de paseo marítimo de Calella también han sufrido leves desprendimientos.
Pia Bosch, delegada de la Generalitat en Girona, mantiene que las calas peligrosas tendrán "una señalización homogénea y clara para que los ciudadanos sepan qué riesgo corren si entran en determinadas zonas". Bosch afirma que las instituciones pretenden "trabajar con la idea de la responsabilidad de los ciudadanos".
En la red existe una campaña de recogida de firmas (www.salva-estudi.com/cala/), promovida por un grupo de veraneantes naturistas de la zona, para reclamar la reapertura de la cala del Senyor Ramon. La citada web critica duramente la postura "cómoda" de las instituciones y pide que se inicien "los trabajos oportunos para arreglar el problema". La misma página, que ayer había reunido 138 adhesiones, recuerda el desgraciado accidente del pasado mes de agosto: "Es un tema lamentable, pero, aunque nos parezca duro, totalmente inevitable en toda la Costa Brava debido a la estructura geológica del terreno". El texto de la web añade: "Imaginad que se empiezan a cerrar todas las calas de la Costa Brava por riesgo de desprendimientos, después se podría cerrar la carretera Sant Feliu-Tossa de Mar en la que todo el año caen piedras y así... sin parar". Un usuario habitual de la playa mantiene que es inútil cerrarla: "Este año entrarán algunos, el año que viene muchos y el próximo todos. Si de verdad hay riesgo para las personas, las instituciones deben invertir en algún trabajo de consolidación".
La cala del Senyor Ramon es una playa de gran belleza, de unos 150 metros de longitud, en la que conviven en armonía los nudistas y los llamados textiles.
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