Un jefe tribal formado en EE UU
El nuevo presidente de Irak es un empresario suní que ya dirigía el Consejo de Gobierno designado por Washington el año pasado
El primer presidente de Irak de la era post-Sadam no es una cara nueva. Gazi Ayil al Yauar, un empresario suní de 46 años originario de la ciudad norteña de Mosul, era hasta ayer el presidente del Consejo de Gobierno Iraquí, el órgano provisional designado por Estados Unidos en julio pasado.
Al Yauar es sobrino del jefe de la tribu árabe de Shamar, que cuenta con tres millones de personas de confesión tanto suní como chií, y que se extiende desde Siria hasta Arabia Saudí, pasando por Irak, Jordania y Kuwait. El nuevo presidente mantiene buenas relaciones con los Gobiernos de estos países. En Irak, su familia es respetada desde que su abuelo, Mohsen al Yauar, desempeñó un destacado papel en la revolución de 1921 contra la ocupación británica.
Gazi Ayil al Yauar se fue de Irak en 1988. Estudió ingeniería en una Universidad de Washington, época de la que ha guardado importantes vínculos con Estados Unidos, y en Dahrán, Arabia Saudí. En los últimos años vivía en este país, donde dirigía una empresa de telecomunicación.
Después de la caída de Sadam Husein, su tío vuelve a su feudo de Mosul y le pide que también regrese. "Dejé todo: mi familia, mi mujer, mis cuatro hijos, mis negocios", dijo en una entrevista el año pasado. En julio de 2003 es nombrado miembro del Consejo de Gobierno Iraquí en representación de la comunidad suní, y el pasado 17 de mayo, tras el asesinato de Ezedin Salim, le sucede en la presidencia rotatoria del Consejo.
Habla perfectamente inglés y viste siempre con la ropa tradicional árabe; Al Yauar es conocido por tener buenas relaciones con las distintas comunidades del país y con las autoridades norteamericanas. Es defensor de la integridad territorial de Irak, pero favorable a un amplia autonomía para los kurdos.
En los últimos tiempos ha sido crítico con la política de Estados Unidos y sus aliados de la coalición ocupante, especialmente con el proyecto de resolución de Naciones Unidas para el periodo transitorio, que, a su juicio, tenía que dejar a los iraquíes el control de las tropas extranjeras que permanecerán en el país después de la transferencia de soberanía. Ayer, en su primera intervención después de su nombramiento, pidió una "plena soberanía". También ha sido muy crítico con la decisión de Washington de instalar su embajada en el antiguo palacio presidencial de Sadam Husein. "Es como si una persona le metiera un dedo en el ojo", dijo. Al Yauar reconoció el fracaso del Consejo de Gobierno que presidía. "Estamos sentados hablando de procedimientos mientras el país está en llamas".
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