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Fez y las paradojas del espíritu moderno

El anhelo de paz y diversidad cultural convive en el festival marroquí con la política real

Sale Youssou N'Dour al escenario del Bab Makina vestido con una túnica blanca, bordada y brillante. Más que la gran estrella del pop africano, parece el Papa negro. La percusión frenética de su bongosero retumba a todo trapo mientras los violines de la Orquesta de El Cairo de Fathy Salamah dan al cantante senegalés un fondo nuevo de espiritualidad un tanto cursi. Es el estreno mundial de su pieza religiosa Egipto, "una afirmación" de su acercamiento al islam. Según explica el cantante, su padre era creyente, y durante el último Ramadán sintió la necesidad de continuar ese camino. Un camino de paz y de amor. La gente que llena el auditorio está fascinada, los que llevan trajes y corbatas aplauden como locos, una rubia con pinta de alemana baila en trance en un pasillo a la manera zulú. Mientras tanto, debajo del escenario, un gorila de dos metros trata de impedir a toda costa que la cámara de TVE tome un minuto de imágenes del concierto. ¿La razón? Canal Arte tiene la exclusiva.

Es sólo una anécdota más de este paradójico y fascinante Festival de Fez, que propugna el regreso a los valores espirituales, un futuro de democracia global y derechos humanos, el respeto a la diversidad cultural, el rechazo frontal de la dolarización del mundo y que, a veces, pasa sus fatigas para hacer compatible ese avance del espíritu con las servidumbres del mercado, la política y la política de mercado.

La consejera del Banco Mundial Katherine Marshall resumió ayer las ideas más importantes oídas estos días en los IV Encuentros de Fez, esos sesudos debates y conferencias paralelos a los conciertos que aportan la sustancia intelectual, la materia gris indispensable para tratar de convencer al mundo de que es hora de emprender las vías de la solidaridad, el amor y la bondad.

Marshall dijo : "El péndulo está en un sitio distinto de la historia y hace falta construir las democracias, no imponerlas, pero para eso hay que fomentar la educación y animar a que los jóvenes, los excluidos y las mujeres puedan mirar a los ojos a los poderosos". La valiente consejera estadounidense no olvidó señalar la ironía que supone estar discutiendo sobre democracia en un momento en el que dos de las grandes democracias mundiales ven discutida su legitimidad por una guerra atroz.

En el programa hay teóricos, banqueros, filósofos, politólogos, escritores, científicos, artistas y periodistas -franceses en un 70%-, pero a las nueve de la mañana de ayer le tocaba hablar a Ahmed Taoufiq, el ministro marroquí de Asuntos Islámicos. Y oyendo su charla sobre los retos de la espiritualidad en el mundo actual, se hacía difícil creer que tenga algo que ver con el Gobierno que encarceló a un tal Alí Lmrabet, periodista satírico, por un delito de opinión.

Taoufiq habla de la necesidad de crear una Internacional de la Espiritualidad para acabar con la pobreza y la precariedad, la voluntad de dominar al otro, la disipación moral, el control de la tecnología en unas pocas manos, el integrismo fanático, la relación destructiva del hombre con la naturaleza, las políticas belicistas.

Luego nos instruye un poco sobre el integrismo. Hay 200 versículos del Corán que son leyes, restricciones o prohibiciones, dice, pero lo demás es una invitación a la sabiduría y el conocimiento que ofrece cuatro vías de lectura: una lírica, otra ética, otra pragmática y otra filosófica. "Nosotros, Occidente islámico, somos la vía pragmática", aclara. "Pero tenemos dos enemigos: la ortodoxia literalista y los poderes absolutos. Las democracias deben hacer venir la espiritualidad que acabe con los ortodoxos integristas que han condenado el alma, la literatura y la práctica alegre, exuberante y popular del islamismo".

"Nuestro gran reto", añade, "es integrar a las periferias del mundo y de las ciudades. La sabiduría está en la periferia. Y Fez no puede bailar y cantar sin mirar a la periferia".

Foutiq no se detiene a comentar los horrores que cuentan sobre esa periferia los que la han visto de cerca, y obviando también toda referencia a las carencias del centro, la Medina de Fez, propone la táctica ZP para integrar a los integristas: "El mundo será de los justos, de los compasivos, de los que se apiadan. Nuestra gran esperanza es que las democracias están ya a la orden del día en gran parte del mundo islámico, y que eso contribuirá al diálogo y a una espiritualidad más activa. Los integristas han hecho una lectura reduccionista del Corán que sacrifica su espiritualidad. Hay que dialogar con ellos para hallar nuevas fuentes de piedad sin banalizar esa espiritualidad, pero también sin banalizar la guerra, como quieren algunos".

Los científicos

Luego toma la palabra Richard R. Ernst, premio Nobel de Química en 1991, sabio y sensato ciudadano suizo que ahora dedica su tiempo y su talento a su fundación intercultural, que trata de acercar la ciencia de Occidente a la espiritualidad de Oriente, bajo los auspicios del Dalai Lama. Ernst cambió la ciencia por el espíritu cuando se paró a pensar una cosa. "Si ustedes encuentran un problema nuevo, los científicos lo resolvemos en una semana. Y a los dos días alguien se ha forrado con nuestro trabajo".

Su discurso tiene la frescura y la valentía del loco que dice la verdad. A su juicio, "la ciencia de Occidente tiene la misma arrogancia, la misma irresponsabilidad social, la misma estrechez de mente que el presidente Bush". "Esa ciencia", añade, "sólo mira a corto plazo y sólo se preocupa del beneficio rápido, pero hace falta ya que alguien nos devuelva el dinero y la cordura. La globalización está aquí para quedarse, pero debe servir para resolver problemas globales, no para fomentar la explotación global".

Y no podemos esperar a que se produzca una catástrofe tecnológica, concluye el Nobel. "Debemos reaccionar, ser honestos, abrir los ojos, pararnos a pensar en la dirección del mundo, fomentar el contacto intercultural, abrir nuevas vías para esta academia nuestra que calza unos zapatos demasiado familiares, convertir esa dualidad chata y excluyente del bien y el mal occidental en la enriquecedora dualidad complementaria del ying y el yang". ¿A que se quedan ustedes más tranquilos?

Youssou N'Dour y la Orquesta de El Cairo, en Fez.
Youssou N'Dour y la Orquesta de El Cairo, en Fez.RÉMI BOISSEAU
Youssou N'Dour, en una foto de archivo.
Youssou N'Dour, en una foto de archivo.EFE

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