El presidente de Turquía veta la ley de educación del Gobierno islamista
El Ejército teme que los integristas se infiltren en el aparato del Estado
El presidente turco, Ahmet Necdet Sezer, vetó ayer una reforma de la ley de educación que favorece a las escuelas religiosas, en un abierto desafío al Gobierno y al Parlamento, controlados por los islamistas del Partido de la Justicia y el Desarrollo. Con su decisión, Sezer encarna el malestar de la Turquía laica, defendida por el Ejército y la oposición socialdemócrata frente a la imparable penetración del integrismo en el aparato del Estado.
Tras su arrolladora victoria en las elecciones locales de marzo, los islamistas del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, han desempolvado la ley de educación que se habían visto obligados a retirar a finales del año pasado ante las presiones de la cúpula militar. A pesar de las explícitas advertencias de los generales, el Parlamento aprobó el pasado día 13 una reforma que da vía libre a los alumnos de las escuelas coránicas (imam hatip) para acceder a la universidad.
Decenas de miles de jóvenes turcos, procedentes en su mayoría de las capas sociales más desfavorecidas, estudian en estas escuelas religiosas. En teoría se trata sólo de centros de formación profesional para clérigos musulmanes. Pero sus estudiantes -también hay numerosas niñas, a pesar de que no podrán ejercer como imanes-, que destacan entre los más brillantes de Turquía, no están autorizados a seguir estudios universitarios más allá de los estrictamente teológicos.
"La intención oculta de la ley es favorecer en la universidad de los graduados de las imam hatip y, en consecuencia, incrementar su número de alumnos, que ya resulta excesivo ahora", rezaba ayer un comunicado de la presidencia de la república para justificar el veto a la ley por violación de la Constitución.
El estamento universitario turco se ha sumado al rechazo a la ley, y el consejo de rectores llegó a amenazar con una dimisión colectiva en caso de que fuera aprobada. La oposición socialdemócrata también ha hecho frente común con el Ejército. "Que el presidente devuelva al Parlamento una ley inconstitucional, que sólo ha servido para exacerbar la polarización de la sociedad, es algo perfectamente normal", declaró ayer el líder socialdemócrata, Deniz Baykal, tras conocer el veto.
Erdogan, que estudió en una imam hatip de Estambul, ha hecho de este debate político una cuestión de principios. Si el Parlamento ratifica la reforma de la ley de educación en una segunda votación, el presidente Sezer estará constitucionalmente obligado a promulgarla, aunque también podrá recurrirla ante el Tribunal Constitucional. Los islamistas turcos, sin embargo, parecen más inclinados a moderar su propuesta legislativa para evitar un enfrentamiento con los sectores laicos de Turquía en vísperas de que la UE decida sobre el inicio de las negociaciones de adhesión.
Los mercados financieros reaccionaron con inquietud ante el nuevo episodio de enfrentamiento político y la Bolsa de Estambul marcó ayer su mínimo anual.
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