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Entrevista:Álvaro Uribe Vélez | Presidente de Colombia

"Los paramilitares tendrán beneficios jurídicos a cambio de dejar las armas"

El presidente de Colombia, de 51 años, está decidido a llevar adelante la negociación con todo aquel dispuesto a dejar las armas. A cambio, ¿la impunidad? A cambio, los "beneficios jurídicos" que el Congreso está debatiendo. Una oferta que debe ser suficientemente interesante para los paramilitares, y aceptable para los que temen la impunidad.

Álvaro Uribe recibió a EL PAÍS el sábado, agotado, tras regresar de la boda real y entre reuniones con el nuevo presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el anterior, José María Aznar. El presidente de Colombia vive entre una altísima popularidad y duras críticas por la mano ancha que ha dado a los paramilitares y su política de convertir a más de un millón de civiles en informantes.

"Pagamos recompensas a quienes ayudan a las autoridades con su información"
"Cuanto antes se resuelva el problema de Irak, mejor. A ver si se le presta atención a Colombia"
"La guerrilla se mutó en terrorismo, y la rebelión, en narcotráfico"
"Zapatero nos ha fijado la continuidad de la línea de cooperación de Aznar"
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Pregunta. La España de Aznar se convirtió en el segundo país que ayuda a Colombia en su lucha contra las guerrillas, después de EE UU. ¿Cree que la España de Zapatero va a mantener esa ayuda?

Respuesta. La España de siempre nos ha ayudado inmensamente. Suárez, González, Aznar: todos nos han ayudado inmensamente, y ahora nos encontramos con el presidente Rodríguez Zapatero y toda la comprensión del problema colombiano. Él nos ha fijado la continuidad de esa línea de cooperación.

P. ¿Y se mantienen, por tanto, esos contratos de tanques, de obuses, aviones...?

R. No, esos contratos son asuntos accidentales, específicos, son cuestiones ya de detalle; a mí lo que me interesa es el grueso, el gran espectro, el fondo, y lo de fondo es la ocasión de ayudarnos, que continúa en España como siempre ha sido.

P. El diálogo con los paramilitares para conseguir su desarme no avanza tan rápido como se había esperado.

R. Primero, el Gobierno dialogará con cualquier grupo que decrete el cese de hostilidades. Segundo: el Gobierno de mi predecesor estaba buscando procesos de paz con el ELN y paramilitares a través de Cuba y la Iglesia católica. Tercero: yo acepto continuar eso, con la condición de que haya un cese de hostilidades. Cuarto: algunos paramilitares se comprometen con la Iglesia al cese de hostilidades. Quinto: a partir de ese momento se inicia el diálogo con el Gobierno. Ese cese de hostilidades ha sido bueno, pero no completo. Entonces, para saber quiénes están en cese de hostilidades y quiénes no, se ha decidido que tiene que tener verificación, y para facilitar esa verificación el Gobierno exige que empiecen a concentrarse, empezando por los cabecillas, que ya han aceptado una zona donde se van a concentrar.

P. Hay noticias de que el líder de los paramilitares, Carlos Castaño, ha sido asesinado. ¿Qué sabe el Gobierno?

R. Todo lo que el Gobierno conoce son las hipótesis de los medios de comunicación.

P. ¿De verdad no sabe nada?

R. Yo suelo en esos temas decir la verdad. Lo que pasa es que tengo que ser prudente, porque yo sólo conozco las mismas hipótesis que ustedes conocen. Estoy a la espera de que la policía o el ejército, o en su defecto la fiscalía, me puedan decir finalmente qué pasó.

P. ¿A quién le interesa su desaparición?

R. Yo creo que no puedo decir más sobre el tema. Está bien que lo diga el analista, el estudioso de ciencia política que mira esos temas, el curioso intelectual por procesos de paz, el que quiere estudiar los fenómenos, pero como presidente de Colombia tengo que mantener una línea que tiene dos puntos: no puedo ser indiferente y no puedo ser imprudente.

P. ¿Los paramilitares van a dejar las armas a cambio de qué? ¿A cambio de impunidad?

R. Colombia es un Estado de derecho sometido a su Constitución interna y a tratados internacionales, lo cual no impide que en el caso de delitos atroces haya indulto o haya amnistía; en el pasado la hubo. Hoy hay unas circunstancias que no permiten que eso se dé: hay que hacer un buen balance, entonces, entre paz y justicia: en aras de la justicia no puede haber impunidad, y en aras de la paz, hoy con los paramilitares, mañana con la guerrilla, tiene que haber unos beneficios jurídicos, diría yo que prudentes, que correspondan a una línea divisoria que marque la división entre el atractivo para la paz y la zona de impunidad.

P. ¿Y cuáles serán?

R. Es un proyecto sometido a una intensa discusión pública. No es fácil. Hay unos textos públicos en el Congreso que se están discutiendo. El tratamiento debe ser igual para todos: guerrilleros o paramilitares; de hecho, en este Gobierno ya se han reinsertado alrededor de 1.200 integrantes de esas organizaciones en un programa que se llama Desmovilización. Llevamos 5.200 desmovilizados. El 60% son de las FARC, y el otro 40% se reparte entre ELN y paramilitares.

P. El año pasado no logró ver aprobado el referéndum en el que había depositado tantas esperanzas para llevar a cabo su reforma. Ahora hay dificultades para sacar en el Congreso esta ley...

R. Son unas leyes difíciles... El referéndum obtuvo un millón de votos más de lo que yo saqué como candidato a la presidencia. ¿Qué pasó con el referéndum? Que el consejo electoral me sumó cédulas de muertos que no podían votar, cédulas de militares que no podían votar y cédulas de colombianos que no las habían recibido. Y después, cuando yo hice públicamente el reclamo, el consejo electoral no negó los hechos, dijo que era tarde. Ahora, en esta ley, ¿qué hay? El interés del Gobierno, del Congreso, de hacerla en un proceso cuidadoso de consulta nacional e internacional, de construcción del mayor grado de consenso. El trámite de esa ley, sus contenidos, necesitan prudencia.

P. ¿Cree que la guerrilla se siente realmente amenazada por su Gobierno?

R. Yo no sé cómo están, simplemente le cuento esto: primero, a mí no me gusta hablar de lo bueno, porque yo vivo pendiente de lo malo, pero si usted revisa las estadísticas colombianas -acepto, todavía tenemos muchos problemas de violencia-, hemos avanzado. El año pasado, los homicidios se redujeron un 22%, este año han caído en otro 17%. El año pasado los secuestros se redujeron en un 27%; este año, en un 45%; 174 cabeceras municipales que no tenían policía, hoy tienen. Cuando yo asumí, alrededor de 300 alcaldes no podían despachar en sus municipalidades. Hoy todos lo hacen.

P. Y lo que le preguntaba: ¿cree que la guerrilla se siente amenazada de existencia?

R. Mi rol no es ni animar ni analizar públicamente qué puede estar pensando o percibiendo uno de estos grupos terroristas. En Colombia no hay guerrilla en la vieja connotación latinoamericana. En Colombia hubo guerrilla que se transmutó en terrorismo. En Colombia se sustituyó el interés ideológico por el interés del dinero. Y en Colombia se transformó el delito político de rebelión en el delito de narcotráfico para financiar el terrorismo. Ahora, no es mi rol, mi función, entrar a analizar lo que pueda pasar en estos momentos violentos. Mi tarea es dirigir permanentemente los esfuerzos gubernamentales e institucionales para recuperarles la seguridad a los colombianos.

P. ¿Y cree que podrá acabar con la guerrilla?

R. A mis compatriotas les he dicho desde que era candidato: "Yo no puedo ofrecer milagros". Lo importante es mantener un objetivo, la paz de los colombianos, una línea de acción, la seguridad democrática, una decisión política inquebrantable, y creo que por ese camino, a través de la persistencia, podemos lograr devolver la paz a Colombia.

P. ¿Todo eso quiere decir que estaría dispuesto a la reelección?

R. Yo no puedo actuar hoy como candidato, tengo que cumplir mi deber como presidente.

P. ¿Pero aceptaría esa responsabilidad?

R. Yo no puedo salirme hoy de los temas que me incumben.

P. Pero la reforma legal ya está en marcha para que sea posible la reelección.

R. Sí, ésos son procesos inevitables en el desarrollo democrático. En el pasado se podía considerar que la elección inmediata era dañina, porque el presidente ponía los instrumentos del poder al servicio de la reelección. Hoy, si ponen los instrumentos del poder al servicio de la reelección, los derrocan.

P. ¿Teme el avance de la izquierda y de los movimientos independientes, que han conseguido bastantes logros en las municipales?

R. Pudieron avanzar gracias a la seguridad democrática.

P. El plan para lograr un millón de informadores ha sido muy contestado ¿Cómo está funcionando?

R. Ya no llevamos un millón, superamos la cifra. El objetivo ahora es cinco millones, ahora podemos estar por encima del millón y medio. El 99% de ellos nada cobran. Se les paga algo a algunos que hacen trabajo permanente de coordinar equipos. Ahora, lo que sí tenemos es un plan permanente de recompensas: todos los lunes pagamos recompensas a quienes con su información contribuyan al éxito de las autoridades. Todo esto tiene un objetivo: que los colombianos no dependan de la guerrilla ni de los paramilitares, sino que se abracen con sus instituciones.

P. ¿Qué hacían decenas de paramilitares colombianos en Venezuela?

R. Resultaron ser unos niños sin entrenamiento militar, sin armas...

P. Pero alguien tuvo que llevarlos allí...

R. Yo lo que he dicho claramente es esto: es de gran importancia que nuestros vecinos capturen a cualquier integrante de grupos violentos de Colombia que se vaya a operar allí, sea guerrillero o paramilitar. Yo no tengo más que decirle eso.

P. ¿No le preocupa lo que está haciendo su gran aliado, Estados Unidos, en Irak?

R. Mire, es muy claro. En agosto de 2002 en Colombia había 150.000 terroristas. Mientras más rápido se resuelva el problema de Irak, mejor, a ver si se le presta a Colombia la atención que requiere.

El presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez.
El presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez.AFP

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