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LA POSGUERRA DE IRAK | Debate en Italia

Berlusconi declara ante el Parlamento que las tropas italianas seguirán en Irak hasta el final

Derrotada en las Cámaras una moción conjunta del centro-izquierda para retirar a los soldados

Enric González

Silvio Berlusconi regresó de EE UU con recursos para afrontar un debate parlamentario tenso sobre Irak. En Washington fue loado por George W. Bush, que le llamó "sabio". Y en Nueva York recibió el elogio del secretario general de la ONU, Kofi Annan, al trabajo de la misión militar italiana en Irak. Las palabras de Annan le sirvieron como arma arrojadiza contra la oposición de centro-izquierda, que reclamó, por primera vez casi en bloque, la retirada de las tropas. Berlusconi ganó las votaciones en la Cámara y el Senado y se comprometió a seguir en Irak junto a Bush "hasta el final" .

La aritmética parlamentaria estaba a favor del Gobierno y Berlusconi no podía perder. La moción a favor de la retirada de las tropas obtuvo 219 votos a favor, 282 en contra y 5 abstenciones. Los cristianos europeístas de Alianza Popular se desmarcaron de la moción, argumentando que convenía esperar acontecimientos hasta el 30 de junio, y al menos tres diputados de La Margarita (izquierda moderada) hicieron lo mismo porque, dijeron, resultaba irresponsable abandonar a los iraquíes a su suerte.

El presidente del Gobierno fue muy agresivo con la oposición, a la que acusó de haberse entregado a la izquierda radical, y se declaró "sorprendido" por la moción unitaria que, de forma muy escueta, decía: "Evaluada la situación política, social y militar en Irak, se emplaza al Gobierno a que disponga el retorno del contingente militar italiano". Esa petición, dijo, demostraba "falta de sentido de la responsabilidad" y despreciaba a la ONU, de la que él, en cambio, se declaró abanderado. "Estamos a favor de un papel de la ONU en Irak, sin ninguna reserva", afirmó. "Cuando hasta el secretario general de la ONU agradece nuestra misión, ¿ustedes quieren abandonar?", inquirió.

"Principios, no oportunismo"

Según Berlusconi, Italia debía permanecer en territorio iraquí "hasta el final", hasta que fueran derrotados "los bandidos", hasta que imperara la democracia en el país. "Nuestra política exterior se guía por principios, no por oportunismo", declaró. Dijo sentir una gran confianza en los planes de la ONU, que contaba ya con "un importante personaje iraquí" para guiar un Gobierno transitorio en Irak, y expuso lo que llamó "el calendario de la democratización": en un par de semanas, designación de un Gobierno "creíble"; hacia mediados de junio, una nueva resolución de la ONU para dar legimitidad a ese Gobierno; el 1 de julio, transferencia de poderes; también en julio, formación de una comisión electoral de la ONU para preparar las elecciones de enero de 2005; en septiembre, constitución de una asamblea de un millar de miembros que, a su vez, elegiría un consejo asesor del Gobierno de unos 100 representantes; antes de fin de año, una conferencia internacional sobre la estabilización de Irak. "Sobre estos puntos he comprometido el papel de Italia", manifestó.

La réplica más convincente fue la de Piero Fassino, secretario general de los Demócratas de Izquierda (ex Partido Comunista), quien hizo notar que el nuevo Gobierno iraquí, sin control sobre la seguridad y sobre el petróleo, estaba condenado a ser títere de Estados Unidos; que la ONU no asumía la dirección de la transición, siempre en manos de Washington; que las fuerzas ocupantes no podían convertirse de la noche a la mañana en fuerzas de paz.

"Usted, en Estados Unidos, no ha pedido que cambiara la situación", le espetó a Berlusconi; "usted no ha ido a Washington a abrir caminos a la ONU, sino que ha ido a buscar, una vez más, el apoyo de Bush".

"Nuestros soldados participan en acciones de guerra que el Parlamento nunca aprobó", siguió, recordando que la misión italiana fue enviada a Irak para desempeñar tareas estrictamente humanitarias, "y usted celebra las victorias de su equipo mientras uno de nuestros soldados agoniza", concluyó, refiriéndose a que Berlusconi siguió en la fiesta organizada tras la victoria liguera del Milan cuando supo que el soldado Matteo Vanzan, enterrado precisamente ayer, había sufrido heridas gravísimas en combate.

Berlusconi (izquierda) y Bush, el miércoles en Washington en la gala de la fundación Sons of Italy.
Berlusconi (izquierda) y Bush, el miércoles en Washington en la gala de la fundación Sons of Italy.ASSOCIATED PRESS

Fiel a Bush

Silvio Berlusconi se reunió con George Bush en Washington, voló hacia Roma, durmió unas horas y compareció ante el Parlamento, primero en la Cámara y luego en el Senado. El calor suscitado por el encuentro en la Casa Blanca no se vio afectado por el jet lag y Berlusconi expuso las prendas de su amistad profunda con Bush y de su devoción por los Estados Unidos de América, "la primera y más grande democracia del mundo". El presidente del Gobierno italiano ligó sin matices su política exterior a la de la Administración republicana.

En Washington, Bush llamó a Berlusconi "hombre sabio", le atribuyó "excelentes ideas" sobre el texto de una futura resolución de la ONU y le abrazó como "buen amigo". Berlusconi, a su vez, se declaró "enteramente de acuerdo" con el presidente de EE UU y no mencionó el engorroso asunto de los malos tratos a los presos iraquíes, ni mucho menos aconsejó la dimisión del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, pese a sus aseveraciones previas al inicio del viaje. Ambos se echaron mutuamente una mano.

En la Cámara de Diputados, Berlusconi se indignó con quienes criticaban la política estadounidense en Irak y se negó a admitir que él ni Bush hubieran cometido error alguno en la violenta posguerra iraquí. "Estamos totalmente de acuerdo, y no dejaremos la tarea inacabada", proclamó.

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