El hombre que vendió al mundo
Probablemente existan pocos personajes con mayor responsabilidad en la invasión de Irak por Estados Unidos en marzo del año pasado que Ahmed Chalabi. Tampoco es probable que muchos le saquen ventaja en los turbios negocios económicos y políticos del siempre turbulento Oriente Próximo.
Ahmed Chalabi nació en 1945 en el seno de una acaudalada e influyente familia chií de Kut, al sur de Bagdad, que siempre se sintió cómoda con los gobiernos de ocupación que se sucedieron en su país. Desde sus antepasados durante la época de dominación otomana hasta su padre, que fue ministro del rey Faisal II, instalado por los británicos en 1921. La buena racha se torció en 1958, cuando se produjo la revolución nacional iraquí -un golpe de Estado que liquidó a la familia real- y la familia tuvo que emprender el camino del exilio. Primero, Jordania; luego, Reino Unido, y después, EE UU, donde el joven Chalabi se doctora en Matemáticas por la Universidad de Chicago.
En los años sesenta aparece en Beirut, donde su familia había ya fundado el Middle East Banking Company (Mebco) y la compañía financiera suiza Socofi. Es el comienzo de una nueva carrera como hombre de negocios. En 1977 Chalabi establece el Banco Petra en Jordania, al tiempo que Mebco se convierte, tras la caída del sha en Irán y durante los primeros años ochenta, en el banco de las milicias chiís libanesas de Amal y Hezbolá.
La aventura de Jordania acaba mal. En 1989, el Banco Petra es confiscado por fraude y falsa contabilidad. Chalabi huye del país y es condenado en ausencia a 22 años de cárcel. Empieza ahora un nuevo exilio en Londres, y en 1992 funda, con el apoyo de la CIA, que busca una alternativa a Sadam, el Congreso Nacional Iraquí (CNI). Consumado encantador de serpientes y un mago para las intrigas políticas, se va ganando la confianza de los neoconservadores de Washington, al tiempo que millones de dólares fluyen sin pausa hacia su organización.
Durante meses Chalabi promete la paz con Israel, asegura petróleo barato, vende pruebas de las armas de destrucción masiva y garantiza un cambio de régimen en Bagdad fácil. Los halcones del Pentágono le creen y días antes de la caída de Bagdad, en abril de 2003, Chalabi es aerotransportado por el Ejército norteamericano a Nasiriya. Sólo queda un paso para ser coronado en Bagdad. Pero esta vez la estafa ha tardado poco más de un año en descubrirse.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.