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30 familias de las víctimas del Yak-42 se hacen la prueba de ADN en Turquía

"Yo sólo quiero ir al cementerio, sentarme junto a la tumba de mi hijo y saber que él está allí, que no le estoy hablando a otro". María Saz, madre del sargento Sergio López, uno de los 62 fallecidos en el accidente del Yak-42, ocurrido el 26 de mayo de 2003, contaba ayer su deseo en Estambul, ciudad turca a la que viajó para que le extrajeran sangre con la que poder cotejar su ADN con las pruebas que posee la justicia de aquel país. Era una de las 30 personas, familiares de víctimas del accidente del avión, que pasaron ayer la prueba en el Instituto Anatómico Forense de Estambul. "Conocer lo que pasó supone un acto de respeto a los difuntos. Hoy hemos empezado a caminar", señaló el hermano de otro de los fallecidos.

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