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Savater recupera los personajes que definen su mitología personal

'Criaturas del aire' reúne 31 monólogos

Andrea Aguilar

Job en contra de la paciencia o Phileas Fog renegando de su vuelta al mundo son algunos de los 30 personajes que hablan por voz del filósofo y escritor Fernando Savater (San Sebastián, 1947) en los monólogos reunidos en Criaturas del aire (Taurus). La reedición del libro, publicado originalmente en 1979, incluye un prólogo e ilustraciones. "Los personajes se mantienen fieles a sí mismos, pero juego y les pongo en contra de su historia".

Tarzán y Sherlock Holmes eran dos de los personajes a quienes Fernando Savater tenía más cariño de pequeño. Sus monólogos abren Criaturas del aire, un libro en el que el filósofo y escritor suplanta a 30 personajes de ficción que hablan acerca de su historia. "Todos los lectores somos deudores de la imaginación del autor que nos cautiva con el libro, pero por otra parte guardamos nuestra libertad de poder fantasear con eso. Algunos personajes han tenido una vida larguísima más allá de los libros donde aparecieron. Los lectores podemos jugar con ellos, recrearlos, encienden nuestra imaginación", explicó.

En estos monólogos -que el filósofo guipuzcoano define como "declaración de amor a la literatura, a la alegría de leer y de imaginar sobre lo que uno ha leído"- hablan desde el Nerón de Quo vadis hasta Justine, del marqués de Sade: "Todos tienen en común que me impresionaron más que los libros donde los encontré y que forman parte de mi mitología personal. Escogí los que me salían más espontáneos. Siempre busqué el tocino de cielo".

Los monólogos están planteados como un juego de ficción sobre ficción en el que "los personajes se mantienen fieles a lo que sabemos que son, pero giran un poco y se presentan desde otro ángulo, con una alternativa de acción o de perspectiva". El libro -que presenta a los personajes como "seres activos que explican sus valores y contravalores, porque la realidad no está reñida con la reflexión"- surgió a partir de unos artículos que le encargaron para una revista en los setenta. Años después los reunió tomando prestado el título del poeta José Bergamín y ahora se reeditan."Podría ser hoy padre de quien escribió este libro", bromea.

Firme detractor de la literatura realista -"detesto el realismo, no quiero que me den un libro que sea realidad"-, Savater asegura que la ficción enriquece: "Nos alimentamos de verdad y de ficción. Una dieta exclusiva de verdad convierte la vida en algo exacto y opresivo, meramente zoológico, y una dieta excesiva de ficción nos hace perder contacto con la cordura. El balance es lo que nos mantiene en el punto humano de la realidad. Todos nos estamos narrando nuestra propia vida a nosotros mismos, somos protagonistas de una leyenda que vamos inventando según vivimos. Cada uno es el personaje de su propia ficción o incluso a veces muchos personajes, que siempre tienen que estar acompañados de una cierta autoironía". Asegura que el problema surge cuando no se reconocen "los límites de la autoficción". "A alguien que no es capaz de reírse de sí mismo, algo le falla. Esa gente que toma en serio su papel de obispo, de presidente, de catedrático... siempre hay que tener un punto de soy eso, pero no sólo eso. Uno es algo más y menos de lo que finge ser. Los personajes públicos tienen que complacer la atención estereotipada de más gente. Frente a la multitud tienes que responder sin ambajes y sin matices al estereotipo que se ha proyectado sobre ti, esto a veces crea hábito. La necesidad de encontrar aceptación nos hace que lancemos una imagen excesivamente monolítica. Todos somos criaturas del aire, tenemos una dimensión de ficción".

Fernando Savater.
Fernando Savater.ULY MARTÍN
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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

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