'Al volver la esquina' desvela inusuales y complejos personajes de Laforet

"Todo lo que los lectores quieran saber sobre la vida de mi madre está en su obra. De ella interesan sus novelas y sus cuentos". Lo dijo ayer Agustín Cerezales, hijo de la escritora Carmen Laforet (Barcelona, 1921-Madrid, 2004), de la que se edita Al volver la esquina (Destino, en su colección Áncora y Delfín). Cerezales añadió que los seguidores de ella no van a encontrar reminiscencias de Nada, el título que "eclipsó toda su vida y obra", como siempre recalca Malcom Otero, editor de la obra de la escritora. Laforet ganó a los 22 años el primer Premio Nadal con esa novela.

Cerezales habló de Al volver la esquina y dijo que "se trata de otro mundo, de otra concepción, tiene otras ambiciones, aunque también existe una recreación de la memoria, pero que no busquen un ejercicio de pirotecnia". El libro, escrito en los años setenta, fue concebido por la escritora como la segunda parte de una trilogía, permaneció en el cajón de una mesilla porque la escritora no deseaba que saliese a la luz.

Cerezales puntualizó que "cuando hace tres años surgió la posibilidad de publicar este inédito, leímos toda la familia las galeradas y nos entusiasmó. Vimos que las correcciones estaban hechas y hasta la última coma tenía una perfecta coherencia. Se lo planteamos a mi madre y ella, antes de morir, dijo que sí, que le parecía bien que se publicase".

El hijo de Carmen Laforet defendió la discreción que su madre mantuvo en vida, "porque lo importante del escritor es su obra, no su vida. Los textos que escribía mi madre eran extraordinarios, incluso sus cartas. Tenía el don de la poesía".

Laforet descubre en Al volver la esquina a una serie de personajes inusuales y complejos que ya habían compartido amistades estivales en la adolescencia y que se reencuentran en una lluviosa noche toledana, formando un grupo de relaciones cruzadas y peculiares.

El protagonista de la novela, un pintor bohemio, vive en una época de carencias y pobrezas que busca el sentido de su existencia, se deja llevar por antiguos sentimientos amorosos y decide compartir su vida con una familia ajena dada a la extravagancia y a la frivolidad. Nostalgia, amor, celos, caprichos y amistad son los materiales que emplea Laforet para tejer esta novela, "compleja", según su hijo AgustínCerezales, pero a la vez fácil de leer que tiene conexiones temporales con novelas como Insolación o Jaque Mate. La edición de Al volver la esquina ha sido realizado por Cristina Cerezales, Agustín Cerezales e Israel Rolón Barada.

Novelista de recursos

El escritor Miguel Delibes (Valladolid, 1920) dice de Laforet que con Nada, una de las mejores novelas del siglo XX, se descubre a una novelista. "Decir que Carmen Laforet se agotó en su primer esfuerzo, yo creo que es pura tontería. Una mujer de tan sólidos recursos, tan exacta, que pone en pie unos personajes tan vivos como los de Nada, es, sin duda, una novelista". Todo ello lo escribe Delibes en España 1936-1950: muerte y resurrección de la novela, que también se presentó ayer. En él, el autor muestra un panorama de su generación literaria y retrata a algunos de sus coetáneos. El punto de partida son las notas y apuntes que fue tomando desde que irrumpió en los comienzos de su carrera literaria, con la publicación de La sombra del ciprés es alargada.

España 1936-1950: muerte y resurrección de la novela, de Miguel Delibes, y Al volver la esquina, de Carmen Laforet, son los títulos con los que la colección Áncora y Delfín, de Destino, celebra sus números 1000 y 1001, lo que la convierte en una de las editoriales más antiguas en literatura española, con un catálogo de nombres como Sánchez Ferlosio, Ana María Matute o Carmen Martín Gaite.