El esplendor del género negro

EL PAÍS inicia el próximo domingo con Patricia Highsmith una nueva colección de libros en formato bolsillo que reúne a grandes clásicos del género negro y policiaco del siglo XX. Serán 50 libros, 48 títulos (dos son dobles), que recorren todas las tendencias, de lo más negro a lo policiaco, el enigma o el misterio, de la línea inglesa a la estadounidense. El primero, El talento de Mr. Ripley, se regalará el día 16 con el diario. Los siguientes, que aparecerán los lunes, martes y miércoles, costarán 1 euro.

Ripley no es un delincuente profesional, es un asesino que lamenta tener que matar a su amigo Dickie, pero necesita su dinero para llevar la vida que desea. De la escritora, maestra en la exploración del lado más oscuro del ser humano, aparecerán otras dos novelas, Extraños en un tren y El grito de la lechuza.

La serie continuará con autores norteamericanos imprescindibles. De Dashiell Hammett, el escritor que rompió los moldes del género, se publicará Cosecha roja, la primera novela larga del detective Continental Op, escéptico, pesimista, cínico, astuto, con su propio código del honor, que acabará haciendo su propia limpieza de una ciudad dominada por gánsteres y policías corruptos. El hampa y la política aparecen también en La llave de cristal, protagonizada por Ned Baumont, uno de los investigadores de Hammett.

Si Op es un detective en la línea hard boiled (duro y en ebullición, traduce Javier Coma), Philip Marlowe, la gran creación de Raymond Chandler, lucha por la supervivencia ética, es culto, sensible y con un toque romántico. La serie incluye las cuatro primeras novelas por él protagonizadas: El sueño eterno, Adiós, muñeca, Ventana alta y La dama del lago. En ellas podemos ver la mirada lúcida de Chandler sobre su tiempo y sobre los temas que le preocupaban: la decadencia moral, la podredumbre de la clase alta, la injusticia social.

Quizá el más duro de los norteamericanos es Jim Thompson, del que se publicará su emblemática 1.280 almas: la sangrienta reacción del sheriff de una pequeña población rural de la América profunda ante unas elecciones. Tremenda es también ¿Acaso no matan a los caballos? de Horace McCoy, que muchos recordarán por la espléndida película Danzad, danzad, malditos, de Sidney Pollack.

Chester Himes, que pasó los últimos años de su vida en España, creó a dos inspectores negros, Ataúd y Sepulturero, cuyos nombres lo dicen todo. Su reino y su infierno es Harlem. Todos muertos y Por el pasado llorarás son los dos títulos que aparecen en la colección.

Más estadounidenses: James M. Cain (El cartero siempre llama dos veces y Pacto de sangre), William Irish (No quisiera estar en tus zapatos), Ross MacDonald (El martillo azul y El caso Galton), Mickey Spillane (Yo, el jurado).

El secuestro de miss Blandish fue la primera novela de James Hadley Chase, británico, que ambientó sus novelas en Estados Unidos. Al revés que Carter Dickson, norteamericano que realizó su obra en el Reino Unido. Es uno de los grandes del enigma, como puede verse en Sangre en el espejo de la reina y Los crímenes de la viuda roja.

En la línea inglesa destacan Graham Greene (El tercer hombre), G. K. Chesterton (El candor del padre Brown), Eric Ambler (La máscara de Dimitrios), Agatha Christie (Asesinato en el Orient Express y El asesinato de Rogelio Ackroyd), Wilkie Collins (La dama de blanco y La piedra Lunar, ambas en dos volúmenes), Michael Innes (Muerte en la rectoría y ¡Hamlet, venganza!).

Del más grande de los británicos, Arthur Conan Doyle, dos libros: El signo de los cuatro y Las aventuras de Sherlock Holmes. Hay más aventuras de detectives exquisitos: El misterio de los hermanos siameses y El último caso de Drury Lane, de Ellery Queen, o El caso del canario asesinado, de S. S. Van Dine. Entre los de habla francesa seleccionados no falta Simenon, con un caso de Maigret (Maigret y el mayorista de vinos) y la novela Los hermanos Rico. Y hay más.