Lagos promulga la ley de divorcio en Chile
La Iglesia no envió representantes al acto celebrado en el palacio de La Moneda
En una ceremonia a la que asistieron más de 400 personas, el presidente chileno Ricardo Lagos promulgó ayer en los patios del palacio de La Moneda la nueva ley de matrimonio civil, que sustituye a la vigente hace 120 años y que permitirá el divorcio en este país, el último de América Latina donde no existía este derecho, concretando una aspiración de la mayoría de la población, según todas las encuestas, pero que debió esperar casi 10 años de debate parlamentario antes de concretarse, y bregar contra el rechazo de sectores de la derecha y de la Iglesia católica.
La promulgación tuvo un aire alegre en un país donde suelen primar los valores conservadores y el peso de la tradición. Según la nueva legislación, que entrará en vigor en seis meses, el divorcio se podrá solicitar por tres causas: incumplimiento de los deberes del matrimonio o con los hijos, como maltrato, alcoholismo o drogadicción; por mutuo consentimiento de la pareja, cuando haya cumplido un año sin vida en común, y por voluntad unilateral de un cónyuge, a los tres años de que quiebre la relación.
La ley abre un sistema de conciliación y establece una compensación económica para el cónyuge más débil y los hijos, restringe las causas de nulidad y fija los requisitos para contraer matrimonio. Los asistentes al acto aplaudieron de pie cuando Lagos suscribió la ley, a la que calificó de "paso gigantesco que fortalece a la familia", y que reemplaza una norma vigente desde hace 120 años, en 1884, y que no permitía el divorcio, sino sólo la nulidad del matrimonio mediante un engaño jurídico. La práctica más habitual con el sistema de las nulidades consistía en que una pareja que quería separarse, conseguía testigos falsos que aseguraran ante un juez que al momento de contraer el matrimonio los cónyuges tenían un domicilio distinto del declarado, por lo que el enlace era nulo, inexistente.
Según Lagos, de todos los cambios que han ocurrido en el último siglo en Chile, los más importantes han sido en la familia y "sin embargo, nos regíamos por una ley de hace 120 años". Un sistema hipócrita, y que sólo estaba al alcance de quienes podían pagar un abogado, regía las nulidades ante la justicia. El ex presidente Patricio Aylwin (1990-1994), un democristiano que impulsó la ley de divorcio, afirmó que "los matrimonios en Chile se disolvían cuando querían hacerlo y para ello se recurría a cometer un delito".
La mentira de la nulidad
Aylwin recordó que su padre, un juez, cuando le correspondía enfrentar una petición de nulidad, votaba en los fallos que los antecedentes fueran traspasados a la justicia penal, para establecer si habían cometido perjurio los testigos que declararan el domicilio de los esposos en el momento de contraer el vínculo matrimonial, o aquellos que declaraban que ese domicilio era equivocado al pedir la nulidad.
La nulidad estaba en la práctica sólo al alcance económico de sectores de altos y medios ingresos, mientras los matrimonios pobres debían limitarse a la separación de hecho. La imposibilidad del divorcio ha afectado incluso al número de matrimonios anuales en Chile, que desde 1990 -el primer año de democracia después de los 17 años de dictadura del general Augusto Pinochet-, hasta 2003 han bajado a la mitad, desde 104.000 a 57.000.
"Las rupturas matrimoniales son realidades anteriores al divorcio, como lo es también que el 50% de los hijos nacidos en Chile lo hacen fuera del matrimonio", señaló el ministro de Justicia, Luis Bates. A la ceremonia de promulgación asistieron los ministros involucrados en el trámite de la ley, parlamentarios y representantes de las iglesias evangélicas y ortodoxas.
En el acto en los patios de La Moneda no hubo representantes de la Iglesia católica, la que hasta el final intentó que se aprobara una norma en la ley según la cual los católicos tuvieran derecho a contraer el matrimonio civil renunciando a su derecho al divorcio en el momento de casarse, aunque otros lo tuvieran.
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