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LA POSGUERRA DE IRAK | La crisis en Washington

Bush reprende a Rumsfeld por el escándalo

El presidente de EE UU pide por primera vez perdón por las torturas a los presos iraquíes

El presidente George W. Bush aceptó ayer que se había quedado corto en sus declaraciones a las televisiones árabes y aprovechó la presencia en la Casa Blanca del rey de Jordania para pedir perdón por las humillaciones de los presos iraquíes a manos de soldados estadounidenses. Mientras tanto, Donald Rumsfeld, secretario de Defensa, está bajo la presión más fuerte de su dilatada carrera política. Bush, que censuró a Rumsfeld en privado por su incapacidad para transmitirle la gravedad de lo ocurrido, dijo ayer en público que es "un secretario de Defensa muy bueno" y que va a seguir en el Gobierno. Pero no puede descartarse su dimisión, porque parte del Congreso quiere una cabeza a la que responsabilizar de los errores cometidos en Irak.

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Los demócratas quieren una cabeza a la que responsabilizar de estos y otros errores en Irak. "Le he dicho al rey Abdalá que lamento la humillación sufrida por los presos iraquíes y la humillación de sus familias", dijo Bush ante el monarca en los jardines de la Casa Blanca. La petición pública de perdón había sido ya adelantada por la consejera de Seguridad, Condoleezza Rice, y altos jefes del Pentágono, pero faltaba el presidente. "También le he dicho al rey que lamento profundamente que la gente que vea esas fotos no entienda la verdadera naturaleza y el corazón de América". Abdalá, en nombre de los países árabes, dijo: "Estamos todos horrorizados por las imágenes", para añadir que confiaba en las investigaciones y que tenía claro que la conducta de algunos soldados "no refleja la moral y los valores de EE UU".

Además del escándalo exterior, el terremoto ha causado una fuerte crisis política. Bush regañó el miércoles a Rumsfeld. "Le dije que yo debería haber tenido información sobre las fotos y el informe", refiriéndose a los testimonios de los malos tratos incluidos en el informe que el Pentágono tenía hace dos meses. La Casa Blanca, habitualmente una piña que no admite críticas, garantizó que el mensaje llegaba a los medios: "El presidente está particularmente enfadado porque Rumsfeld no le transmitió la carga que tenía el problema y porque no le dijo que había fotos de los abusos. Enterarse casi al mismo tiempo que todo el mundo le ha molestado mucho", indicó una persona del entorno presidencial. Según Los Angeles Times, Bush le dijo a Rumsfeld que "se sentía personalmente engañado".

Después de la bronca, la reparación, aunque Rumsfeld quedó seriamente tocado. En palabras del presidente, "es un muy buen secretario de Defensa. Ha servido muy bien a nuestro país y ha estado al frente del Pentágono en dos guerras. Es una parte importante de mi Gobierno y permanecerá en él". ¿Es eso seguro? Otra alta fuente de la Administración cree que el presidente "no va a cesar a Rumsfeld seis meses antes de las elecciones, porque parecería que le hace responsable de todo lo que ha ido mal en Irak; es algo que podría aplacar las críticas durante un tiempo, pero los estadounidenses saben que la responsabilidad acaba en Despacho Oval". Otra cosa es, dice esta misma fuente, "que Rumsfeld presente la dimisión".

Rumsfeld suspendió ayer un discurso en Filadelfia y se encerró para preparar su comparecencia de hoy. El secretario de Defensa -defendido sólo por los jefes de fila republicanos de las cámaras- comparecerá hoy ante el Comité de Fuerzas Armadas del Senado para escuchar una larga lista de recriminaciones y preguntas: cuándo conoció los abusos, por qué el Pentágono lo transmitió aparentemente mal a la Casa Blanca e ignoró al Capitolio, en qué han consistido los malos tratos y dónde han ocurrido, qué responsabilidades se van a exigir y qué medidas se van tomar. En el Congreso se pide su cabeza, en un movimiento liderado por los demócratas pero secundado por numerosos republicanos.

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El senador demócrata Tom Harkin pidió la dimisión "por el bien del país, la seguridad de las tropas y nuestra imagen en el mundo". Y si no dimite, "el presidente debería destituirle", añadió el senador, escandalizado por el curso que hasta ahora ha tomado la investigación: "La culpa no puede ni debe echarse sólo a soldados". El congresista Charles Rangel propuso que el Congreso "destituya a Rumsfeld si el presidente no le cesa". El candidato demócrata John Kerry -que en el último sondeo de Gallup empata con Bush, y le supera por un punto si el ecologista Nader no se presentara- dijo ayer que Bush debe asumir responsabilidades y que Rumsfeld debe irse: "Debería haberlo hecho hace meses y debería hacerlo ahora".

El senador republicano John McCain dijo en la CBS: "Yo no le digo al presidente lo que tiene que hacer, pero es obvio que Rumsfeld y otros tienen mucho que explicar". McCain habló también en nombre de un grupo de senadores republicanos y demócratas que quieren que se destruya la cárcel de Abu Ghraib.

En los medios sube también la temperatura. "Bush tiene que despedir a Rumsfeld hoy, no mañana ni el mes que viene", escribe Thomas Friedman en The New York Times. Otros diarios piden la cabeza de Rusmfeld, que, fiel a su arrogante estilo, se ha permitido hasta ahora despachar las preguntas incómodas diciendo que no había leído el informe sobre los abusos concluido en marzo.

Donald Rumsfeld, durante una comparecencia ante la prensa en el Pentágono el pasado mes de febrero.
Donald Rumsfeld, durante una comparecencia ante la prensa en el Pentágono el pasado mes de febrero.REUTERS

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