La especulación destruye nuestro pasado
Hace algunas semanas leí una noticia en la que se dice que unas obras en la calle de Soberanía habían dejado al descubierto unos refugios antiaéreos de la Guerra Civil y que, según el Ayuntamiento de Galapagar, carecían de interés histórico. Pues bien, intrigado por el tema me dirigí al Ayuntamiento para ver si era posible conocer algún dato más sobre el asunto, aunque con pocas perspectivas de lograr obtener alguna información a pesar de mi condición de historiador.
Sin embargo, cuál fue mi sorpresa al comprobar que en breves minutos disponía de un expediente completísimo sobre los refugios antiaéreos construidos para proteger a la población civil de los ataques del ejército fascista. Sin la menor dilación comencé a leer el Acta de Constitución del Comité Local de Defensa Pasiva contra los ataques aéreos de 5 de noviembre de 1937, cuya reunión tuvo lugar a las 19.00 en la Casa Consistorial bajo la presidencia del alcalde, Anastasio Moreno Martínez.
Quizá lo más interesante es que se conservan las directrices de cómo debían ser estos refugios, con planos detallados y, sobre todo, las facturas de lo que se gastó en la construcción, cuyas obras se dieron por finalizadas el 31 de diciembre de 1938.
Para su construcción se recaudaron fondos por suscripción voluntaria, con aportaciones del Consejo Municipal, de la Unión General de Trabajadores, de la Agrupación Socialista, donativos de ganaderos y multas cobradas a algún vecino estraperlista, que cubrieron el gasto total de algo más de 57.000 pesetas. En el expediente nos aparecen de forma detallada los nombres de las personas que trabajaron en su construcción, las herramientas empleadas y un sinfín de detalles que nos muestran una forma de trabajar y de vivir en nuestro pueblo durante el pasado reciente.
Por todo ello, creo que la persona o las personas que determinaron que estos restos no tenían ningún interés histórico o arqueológico cometieron un grave error. Aunque Galapagar no carece de historia, sí se encuentra en déficit en cuanto a restos histórico-artísticos se refiere y, si bien los refugios antiaéreos no pueden considerarse artísticos, sin embargo, sí gozan de un valor histórico que nos recuerda un pasado y unos acontecimientos que no deberían repetirse nunca más. Son, por tanto, monumentos de la historia de Galapagar que están siendo destruidos, fruto de la especulación inmobiliaria.
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