Comedia social con buenas intenciones
La localidad gaditana de Barbate es perfecta para retratar la picaresca. En Atún y chocolate, Pablo Carbonell, showman televisivo, músico, actor, escritor y aquí director debutante, ha captado muy bien la especial idiosincrasia y el esperpéntico ambiente del pueblo, alimentado a base de pesca, narcotráfico y mucha pillería.
Con un tono de comedia social algo alocada, Atún y chocolate tiene la virtud del atrevimiento y de la huida constante de la corrección política (algo que nunca le ha fallado a Carbonell en sus distintas facetas artísticas). Se ve que el director no es ningún intruso a la hora de dibujar personajes tan chocantes como el de Antonio Dechent o de crear diálogos tan reales como los del propio Carbonell y Pedro Reyes (un gran descubrimiento para el cine).
ATÚN Y CHOCOLATE
Dirección: Pablo Carbonell. Intérpretes: Pablo Carbonell, María Barranco, Pedro Reyes, Antonio Dechent. Género: comedia. España, 2004. Duración: 90 minutos.
Sin embargo, junto a un ambiente general muy logrado, hay demasiadas escenas que sobrepasan la línea de la comedia de enredo para adentrarse directamente en la astracanada, caso del robo del gran atún en la almadraba, con las bailaoras y los vigilantes como compañeros de viaje.
Libertad
Además, Pablo Carbonell ha dejado una libertad interpretativa a sus actores que termina provocando una confusión evidente. Así, nada tienen que ver el autocontrol de María Barranco, el histrionismo de Antonio Dechent, el tono paródico de Paco Vegara y el más absoluto amateurismo de la mayoría de los actores de reparto.
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