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La Cibeles perdió una mano por una "chiquillada"

Los acusados aseguran que avisaron a la policía

Los seis jóvenes acusados de romper y, más tarde, robar la mano izquierda del monumento de la diosa Cibeles en septiembre de 2002 aseguraron ayer, durante la primera jornada del juicio, que depositaron el trozo de estatua tres días después en un contenedor de una calle de Vallecas con la intención de que lo encontrara la policía, aunque nunca se recuperó la mano de la diosa. El presunto responsable de la rotura del monumento afirmó que fue un accidente. Los imputados se enfrentan a penas de cárcel de entre uno y dos años, y al pago de los daños: 23.918 euros.

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Nada menos que nueve letrados -el fiscal, las acusaciones particular y la popular y los abogados de cada uno de los seis imputados- interrogaron ayer a los acusados de romper y robar la mano del monumento de la diosa Cibeles la madrugada del pasado 21 de septiembre de 2002. La vista oral concluirá hoy con probabilidad, quedando la causa lista para sentencia en el Juzgado de lo Penal número 24 de Madrid.

Nacidos en 1980 y estudiantes universitarios en aquel momento, todos los acusados admitieron haber estado esa noche, tras la celebración del cumpleaños de uno de ellos en un conocido bar de la calle de Juan Bravo, bañándose en la Cibeles, "muy borrachos", a altas horas de la madrugada.

Rodrigo J. L., por el contrario, afirmó no estar ebrio aquella noche. Él fue quien, accidentalmente, según asegura, rompió la mano del monumento al apoyarse en él para intentar subir hasta la cabeza. Uno de los testigos que declaró ayer en la vista, un joven que presenció los hechos a una distancia de unos 50 metros desde la parada del autobús, confirmó la hipótesis del accidente.

Qué hacer con la mano

Rodrigo explicó que metió el trozo de monumento en su coche y acordó con sus amigos quedar al día siguiente, sábado, para decidir qué hacían con él. El resto de imputados, que se enfrentan a una posible pena de prisión por encubrimiento, difirieron en este punto: ninguno de ellos, dicen, vio cómo caía la mano ni cómo Rodrigo la metía en su coche. Javier Mariano L. M., José C. P. y Josué R. D. aseguraron que no fueron conscientes de la rotura de la mano hasta el sábado. Gaspar C. G. y Jorge N. R., por su parte, afirmaron que no supieron nada hasta el domingo, momento en que todos decidieron -en esto vuelven a estar de acuerdo- depositar la mano en una caja de cartón acolchada con papel higiénico y periódicos en un contenedor de reciclaje de la calle de Calero Pita (distrito Puente de Vallecas).

Poco después llamaron a la policía desde un teléfono público situado cerca de la plaza de Colón para indicar el lugar donde habían dejado la caja. No hay constancia, sin embargo, de este aviso -a la espera de las pruebas que se presenten hoy- y nunca se encontró la mano robada de la Cibeles.

El lunes, al comprobar que los medios de comunicación no anunciaban el hallazgo, decidieron avisar a un diario, que tampoco encontró la mano. Los seis acusados insisten, en cualquier caso, en que si la dejaron allí fue para devolverla y no simplemente para deshacerse de ella.

El abogado de José C. P., Marcos García Montes, calificó ayer de "chiquillada" el acto de los acusados. Rodrigo también afirmó que su idea de subirse a la Cibeles fue "una tontería". Pero entre chiquilladas y tonterías, la fiscal ha pedido para Rodrigo dos años de cárcel y una multa de 2.700 euros por un delito contra el patrimonio histórico. Para el resto, ha solicitado un año de prisión por encubrimiento. Todos tendrían que pagar, además, los gastos de la reparación del monumento a Cibeles, completada en noviembre de 2002, que costó 23.918 euros.

El Ayuntamiento de Madrid, como acusación particular, pide por su parte 20 meses de prisión y una multa de 1.260 euros para Rodrigo y un año de cárcel y multa 1.080 euros para el resto.

"Todos tenemos en la cabeza a la plantilla del Real Madrid subida en la fuente; era impensable que se fuera a romper", explicaba ayer Rodrigo. Para Juan Manuel López Rubio, abogado de la acusación popular ejercida por el Colectivo Cultural Utópicos Unidos, esta declaración reafirma su petición de acusar al Real Madrid, en las personas de su presidente, Florentino Pérez, y de su director técnico, Jorge Valdano, por incitar a cometer este delito. Por ello, solicitaba a la entidad una indemnización de nada menos que un millón de euros. Sin embargo, el juez que instruye la causa, Francisco Javier Cubero, volvió a denegar ayer a la acusación popular la imputación de estas personas.

BERNARDO PÉREZ

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