Pla, desideologizado
- La lengua es un tam-tam. Coche a toda castaña hacia Palafrugell. Los cuatro usuarios del coche hablamos tres lenguas. En catalán e italiano, el alcalde y el técnico cultural de Alguer me explican que "allí, Carod hubiera sido presidente. En Italia es presidente quien decanta las coaliciones". Es decir, me explican la no catalanidad de Alguer, una ciudad en la que se habla en catalán. De ello se deduce que las lenguas no son nada místico, no unifican nada, salvo, momentáneamente, cuando se utilizan para practicar la suerte de french-kiss. Vaya, ya estamos en Palafrugell.
- Tam-tam Pla. El sentido del viaje es venir a ver las 12 horas de lectura continuada de El Quadern Gris, de Josep Pla, un acto que tiene un triple sentido. A saber: es el único acto del día de Sant Jordi en el que nadie te vende nada; es un acto de desideologización de la lengua, y es un acto de desideologización de Pla. Me explico. Desideolo-gización de la lengua. El acto está arropado por un manifiesto, firmado por dos gobiernos tripartitos -el de la Gene y el del Ayuntamiento de Palafrugell-, a favor del uso del catalán -esa cosa que se produce o no, independientemente de manifiestos-, y en contra de su fragmentación. Fragmentación: acción consistente en coger una misma lengua / tam-tam, e ideologizarla. Es decir, cambiarle el nombre, la gramática y la ortografía, de manera que no la reconozca ni su madre, a fin de orientar el voto de las madres, los padres y los hijos. Desideologización de Pla. Consiste en coger un pollo de derechas, repelente, resentido, maleducado, y tratarlo como se merece. Es decir, como el mejor prosista en catalán del siglo XX, y un modelo que seguir o no seguir por parte de los usuarios de una lengua. Esos modelos -a diferencia de las top-model- no pertenecen a nadie. Deben carecer de ideología.
- Pujol no toca el tam-tam. Lectura. La cosa consiste en que te vas al Teatre Municipal, cerca de la plaza Nova -epicentro del mundo en El quadern gris; aún hoy es útil para leer el mundo: siempre hay paseando magrebíes, si bien el 11-S no paseaba ni uno-, donde ves a diversos ciudadanos, parlamentarios, senadores y congresistas de Cataluña, el Empordà, el País Valenciano, Baleares y Alguer, leyendo El quadern gris como posesos. Cuando llego hay un niño de 10 años haciéndose la p... un lío con el concepto planiano "obvietat confirmada i simètrica". Empiezan a llegar políticos. Se cuelan en la cola a un grupo de escolares, que reciben, gratis y en contrapartida, una lección impagable sobre la vida. Aparece Marta Ferrusola -la única mujer no iraquí a la que recientemente le han robado un país, y Jordi Pujol, que se ha tomado un café tranquilamente en la plaza Nova -no todos los ex políticos pueden hacerlo; Aznar lo podrá hacer gracias a que, con la deslocalización, la empresa Fundación Francisco Franco se ha trasladado a Georgetown-. Pujol lee sus tres minutos de Pla y se va pitando, entre fotógrafos y club de fans -lectura no catalana y en catalán de uno de Alguer ante ese movimiento de tropas: "Però aquest no és ex president?"-. Improvisada conferencia de prensa de Pujol que se inicia con un "ja sabeu que sóc l'inventor del avui-no-toca". Trailer: ideologización: Pla era un bon català que tiraba de espaldas. Le pregunto por su vivencia personal de la etapa en la que Pujol era el dueño de Destino y Pla la estrellita de Destino, una etapa gore, que tal vez le costó a Pla el reconocimiento social en vida. Pujol me contesta: "Avui no vinc a parlar d'això". Es decir, que avui no toca en fino. O en grueso. Aparece Joan Saura. Hace cuatro días era impensable que un político de izquierdas reivindicara a Pla. Quizá las izquierdas sirven para desideologizar las cosas. Para normalizarlas. Para recordar que una lengua o un autor clásico no pertenecen a nadie. Si encima legislan, ya puede ser la pera.
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