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Entrevista:Bartolomé Bennassar

"En Colombia se peca por exceso de valor"

La penúltima Colombia soñada deambula como ánima en pena entre las nieves perpetuas del Cocuy. Hasta esa sierra andina en el centro del país llevó Bartolomé Bennassar la historia de sus personajes cuyas vidas y utopías se cruzaron a finales de los años sesenta para emprender el camino de la revolución, de la guerrilla. Sólo que después de luchas, conquistas y desacuerdos quedaron perdidos a más de 5.000 metros de altura en medio del frío. Y es a esa ilusión sin contaminar a la que se asoma Bennassar -especialista en el Siglo de Oro (Historia de los españoles, Don Juan de Austria o Hernán Cortés)- a través de un retrato geográfico e ideológico titulado Todas las Colombias tras su periplo por América Latina en los años setenta.

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PREGUNTA. ¿Cuándo decidió abordar el tema de la política y la guerrilla colombiana?

RESPUESTA. Tan pronto volví a Francia, pero ninguna editorial se interesó, estaban entusiasmadas con el nouveau roman. Así es que guardé el borrador del libro y hace un par de años volví a él.

P. ¿Sin cambiar la mirada de hace 30 años?

R. De hacerlo habría falseado mi escritura debido a los cambios producidos. Por ejemplo, la guerrilla que conocí no tenía nada que ver con las FARC de hoy, eran grupitos sin armas sofisticadas y llenos de ilusión. Ahora es una organización más bien mafiosa. El narcotráfico lo ha cambiado todo.

P. ¿Por qué un libro con una guerrilla que ya no existe?

R. Para demostrar que no siempre hubo corrupción, que años después ellos mismos se traicionaron. Aunque creo que la guerrilla de entonces no iba a ninguna parte, ni el poder tampoco. Ése es el drama, porque Colombia tiene una gente que se juega la vida todos los días, y unas mujeres que soportan gran parte del desajuste del país.

P. Algunos personajes tratan de definir a Colombia y a los colombianos, José, el español, dice: "En este país siempre se peca por exceso de valor".

R. Igual que en México, sólo que ellos lo han superado; mientras en Colombia los hombres no pueden aceptar el hecho de no estar a la altura de los retos. Al final todos pecan por exceso de valor.

P. ¿De dónde viene esa necesidad de arriesgar tanto?, porque desde la Independencia en 1819 Colombia ha encadenado guerras y conflictos internos.

R. No lo sé, es algo que llama la atención. Por eso digo que es un país "hinchado de España". Como si hubieran heredado el valor de los conquistadores, porque la conquista fue algo de miedo: arriesgar, descubrir, conquistar, coger oro, guardarlo y volver al principio.

P. ¿Búsqueda del absoluto?

R. Estoy delante de un interrogante sin respuesta para mí. Porque, además, arriesgan la vida sin olvidarse de vivir y disfrutar.

P. "Un país hinchado de España", como usted dice.

R. Sin duda es el país latinoamericano más españolizado, tanto en la parte oral como en los rituales sociales e intelectuales.

P. ¿Por qué?

R. Sólo sé que el momento en que el país está más españolizado es en el siglo XVIII, durante el virreinato, entonces las costumbres españolas están muy arraigadas y no es un azar si los ilustrados más famosos de la América de ese momento son colombianos.

P. ¿De dónde viene esa influencia tan clara?

R. Quizá porque el mestizaje fue muy fuerte. No ocurre como en Perú o México poseedores de una gran civilización precolombina, de un pasado dominante. En Colombia, en cambio, hay varias civilizaciones importantes pero sin la potencia de los Incas o los Aztecas. La falta de una gran referencia precolombina facilita el mestizaje y la influencia española.

P. La novela denuncia la intromisión de Estados Unidos, ¿cómo ve esa política hoy?

R. En los setenta la intromisión es discreta, alentada por el miedo de la expansión del comunismo tras la revolución cubana. Sólo que aquella amenaza ha desaparecido. Ahora hablan del narcotráfico, aunque si realmente quisieran solucionar algo tomarían medidas enérgicas en su país. Hoy es una intromisión cínica.

P. ¿Y Europa?

R. Aquí hay desinformación.

P. ¿Atisba alguna solución?

R. Sólo se puede acabar actuando por los dos lados, cortar los recursos de la guerrilla y los paramilitares, y salir del conservadurismo de las clases acomodadas. Conquistar al pueblo con verdaderas reformas sociales que el país puede aguantar perfectamente.

Bartolomé Bennassar, a su paso por Madrid, en febrero pasado.
Bartolomé Bennassar, a su paso por Madrid, en febrero pasado.MIGUEL GENER

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