El avance de la democracia en América Latina no logra reducir las desigualdades
Más de la mitad de la población preferiría un Gobierno autoritario si hubiese prosperidad
"No hay malestar con la democracia, pero hay malestar en la democracia", concluye el informe sobre la democracia en América Latina, elaborado por el Programa deNaciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que ayer fue presentado oficialmente en Lima. El trabajo, pese a reconocer los logros de América Latina, no invita al optimismo. Es un avance que los 18 países incluidos en el estudio tengan regímenes democráticos, cuando hace 25 años sólo eran tres, pero es una realidad lacerante que la región presente los mayores índices de desigualdad del planeta.
El informe La democracia en América Latina, un trabajo ambicioso y sin precedentes, fue presentado en un acto presidido por el presidente peruano, Alejandro Toledo, y contó con la presencia, entre otros, de Mark Malloch Brown, administrador del PNUD, Elena Martínez, directora regional para América Latina y el Caribe del PNUD, Dante Caputo, director del Informe sobre democracia en América Latina, y el ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, envió un mensaje grabado en vídeo.
Las dictaduras militares y todas sus secuelas de asesinatos políticos, desapariciones, torturas y silencio de la oposición son parte del pasado. Latinoamérica recuperó la democracia y, con ella, la libertad. Pero hay que ser crítico con esta democracia, porque los recuerdos de un pasado negro reciente "obligan a custodiarla y perfeccionarla", según el ex ministro de Relaciones Exteriores argentino Dante Caputo.
Cifras preocupantes
A través de investigaciones, estudios y encuestas, el informe concluye que América Latina dio un salto en democracia electoral, pero tiene gravísimas carencias en materia de democracia ciudadana. ¿Cuál es el riesgo? "Que la democracia se vuelva irrelevante. Que el ciudadano concluya que es bueno votar, pero que las urnas no le cambian la vida. Si la democracia es irrelevante, el peligro de golpe de Estado es reemplazado por el peligro de muerte lenta, de languidecimiento democrático", señaló Caputo.
Hay cifras inquietantes sobre la fragilidad de la democracia en la región. Por ejemplo, el 54,7% de los latinoamericanos estaría dispuesto a sacrificar un gobierno democrático en aras de un progreso real socioeconómico. De los numerosos cuadros y gráficos que aporta el informe, uno de los más ilustrativos muestra las reformas y realidades. En otras palabras, los avances y las asignaturas pendientes. "Las reformas estructurales de la economía tuvieron una aplicación sostenida" en la dirección marcada desde Washington, en lo que se refiere a políticas de comercio internacional, políticas impositivas, políticas financieras, privatizaciones y legislación laboral.
Asimismo, "en América Latina se reconoce hoy el derecho al voto universal sin restricción alguna de peso significativo". Sin embargo, "el promedio regional del PIB per cápita no varió de manera significativa en los últimos 20 años" (de 3.739 a 3.952 dólares). Los niveles de pobreza experimentaron una leve disminución en términos relativos, pero en términos absolutos el número de habitantes por debajo de la línea de pobreza aumentó. La desigualdad ha crecido hasta el punto de que América Latina presenta los peores niveles del mundo en la distribución del ingreso. Y durante los últimos 15 años la situación laboral ha empeorado en casi toda la región. Éstas son algunas de las conclusiones del informe en el campo social.
"La indagación sobre el desarrollo de la democracia en América Latina se enriquece con las percepciones y opiniones de quienes toman las decisiones que más impactan en la vida política de la región", señala el informe a la hora de presentar las opiniones sobre las limitaciones de la democracia expresadas por 231 líderes latinoamericanos, incluidos 41 presidentes y vicepresidentes en activo o retirados. Líderes políticos, sindicales, empresarios, académicos, periodistas, religiosos, dirigentes de movimientos u organizaciones sociales y miembros de las Fuerzas Armadas se expresaron.
Los gobernantes entrevistados subrayan las presiones de los poderes fácticos sobre la autoridad presidencial, que se convierten en obstáculos insalvables a la hora de cumplir promesas electorales. "Estamos totalmente condicionados, nos imponen las reglas... Los gobiernos soberanos están dependiendo de la calificación de una agencia privada de riesgo, de la decisión de un organismo internacional de ayudarte o no ayudarte", dice un presidente.
Para los líderes de las naciones más grandes y con tradiciones democráticas más arraigadas, las limitaciones de la democracia tienen orígenes internos y externos. Entre los primeros destacan controles institucionales inadecuados, y la multiplicación de grupos empresariales que funcionan como poderosos lobbies. Entre los segundos, las cortapisas provienen del comportamiento de los mercados internacionales, en especial los financieros, de la vigilancia de las agencias calificadoras de riesgo y del papel de los organismos internacionales de crédito.
El segundo gran riesgo para la democracia es el narcotráfico, que intenta controlar parte del aparato estatal y zonas significativas del territorio y crea fuertes incentivos para pasar de la economía formal a la informal. El tercer factor de limitación al poder de las instituciones políticas son los medios de comunicación, según coinciden muchos de los líderes entrevistados.
El primer paso de un largo proceso
El texto presentado en el museo Pedro de Osma, en el barrio limeño de Barranco, es el primer resultado de un proceso de trabajo de más de dos años, en el que se ha intentado rescatar y recuperar lo mejor del pensamiento y las preocupaciones del mundo académico, la política, la sociedad civil. Han intervenido un centenar de profesionales y expertos, más de 40 presidentes y ex presidentes, se ha hecho una encuesta a 19.000 personas y se ha entrevistado en profundidad a 201 líderes de América Latina del ámbito político, empresarial y social. Carmelo Angulo, representante del PNUD en Argentina, describe el trabajo realizado con estas palabras: "Es al mismo tiempo un informe, un diagnóstico, una enciclopedia, una propuesta y una agenda de debate".
El trabajo ha sido cofinanciado y compartido por Naciones Unidas y la Comisión Europea. Después de Lima, el informe se presentará en Chile, Brasil, México, Washington, Nueva York, Bruselas y Madrid. Habrá también un esfuerzo de discusión y agenda en cada uno de los 18 países estudiados en el informe.
El proceso concluirá con unos encuentros de cierre que recogerán las sugerencias y recomendaciones que se reencauzarán a los gobiernos y actores sociales de todos los países. "Durante seis meses, hasta fin de año queremos provocar un debate, que sabemos será polémico, en todos los sectores, país por país, con una serie de encuentros sectoriales y grandes eventos", explica Carmelo Angulo.
El subtítulo del informe -Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos- resume el objetivo de los autores. "Después de 20 años de democracia, que ha sido ganada con sudor y sangre, América Latina se ve confrontada a un panorama de pobreza, en el que la mitad de la población -más de 200 millones de personas- vive en la pobreza, y la sociedad presenta la desigualdad más elevada del planeta", opina Carmelo Angulo.
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