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Héctor Abad explora en 'Angosta' la exclusión en el mundo globalizado

Angosta mete miedo: una ciudad de tres niveles, tres castas económicas y tres climas, encallada en un valle de los Andes, en la cual rige una política de apartamiento que mantiene a cada quien en su sitio. "Es un sitio de ficción, pero con mucho de real", se apresura a explicar el escritor y periodista colombiano Héctor Abad Faciolince (Medellín, 1958), que ha inventado este mundo "a medio camino entre la ciencia-ficción y el hiperrealismo social".

En Angosta (Seix Barral), su cuarta novela, Abad recrea las exclusiones del mundo globalizado e imagina una tierra en la cual, a medida que el nivel de vida decae, sube la temperatura. "La ciudad de los ricos está protegida por un muro que intenta contener la invasión de los millones de habitantes de la Tierra Caliente. Lo de Tierra Caliente es un concepto muy claro para los colombianos, pero es también una referencia al sur del mundo", sostiene.

La literatura atraviesa, con valor simbólico de "resistencia", toda la novela. Los personajes de Angosta giran en torno a un hotel decadente que lleva el literario nombre de La Comedia. Jacobo, un amante de los libros que por necesidad ha convertido su biblioteca en librería de viejo, y Andrés, un poeta que anota en cuadernos retazos de su vida, protagonizan la historia. A ellos se suman escritores de carne y hueso (Enrique Vila-Matas y Rosa Montero, entre otros) invitados por Abad a escribir una especie de entremés literario, "como sucede entre el cura y el barbero en el capítulo sexto del Quijote".

Ganador en 2000 del I Premio Casa de América de Narrativa Innovadora por Basura, en Angosta Héctor Abad no renuncia al humor, una seña de estilo de sus historias. "A veces un malo es tan grotesco, tan burdo, que su descripción es inevitablemente humorística", dice.

Más muros

Angosta denuncia la realidad de un mundo cada vez más violento y cerrado. "Leí que las autoridades de Río de Janeiro han propuesto construir un gran muro alrededor de las favelas. Y lo que hay en la frontera de Tejas y México se parece muchísimo a uno". De "muro virtual" califica Abad "las dificultades sin nombre que todos los tercermundistas tenemos para poder viajar a Europa". En 2001, el escritor prometió no volver a España hasta que se elimine la exigencia de visado a los colombianos.

Lejos de la "fundación mítica y mágica de Hispanoamérica" que propuso el boom, pero también de McOndo, el movimiento que en 1996 "quiso rechazar ese mito, que le parecía pueblerino", Héctor Abad tienta su propia visión de América Latina. "Intento reflejar otra sensibilidad: la de un mundo superpoblado y globalizado. En Angosta yo quisiera regresar a la comida lenta de una literatura cocinada en la gran tradición literaria del castellano, no del spanglish".

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