Malta: pequeña, estratégica y conservadora
El archipiélago maltés no reconoce el divorcio ni el aborto, pero tiene estrechos lazos con Libia
Malta se prepara estos días para arrebatar a Luxemburgo el título de país más pequeño de la UE. Con un largo programa de celebraciones que es buena muestra de su historia de sucesivas ocupaciones -desde fenicios a británicos, pasando por romanos y aragoneses- y de su ferviente fe católica, los malteses esperan "unir su destino a los países que, de todas formas, van a determinar el futuro del continente", como explica su embajadora en Madrid, Cecilia Attard-Pirotta.
Buen estudiante en materia económica, con un nivel de vida próximo al de Grecia y una renta per cápita del orden de los 10.000 euros anuales en 2001. Malta se presenta, sin embargo, dividida entre un Gobierno nacionalista partidario de la adhesión y una oposición laborista euroescéptica. El sí en el referéndum para la incorporación a la UE salió adelante hace un año con apenas el 53% de los votos.
Formalmente independiente del Reino Unido desde 1964, Malta tuvo que albergar a la fuerza una base militar británica hasta 1979. Bajo el largo periodo de gobierno del laborista Dom Mintoff, el archipiélago se incorporó durante los años setenta y ochenta del siglo pasado al movimiento de países no alineados, y mantuvo privilegiadas relaciones con los países comunistas. Fueron épocas de ciertas restricciones a la libertad de expresión, pero también de rápido desarrollo económico en tanto que puerto franco al que acudía el capital internacional al reclamo de una fiscalidad baja y una mano de obra barata y anglohablante.
Después, Malta miró hacia Europa. Los gabinetes nacionalistas dirigidos por el conservador Edward Fenech Adami, actual presidente de la República, han venido preparando desde hace 14 años mediante sucesivas reconversiones un proceso de adhesión que Malta ha conseguido cerrar con numerosas cláusulas de salvaguarda de sus intereses. Malta quiere preservar a toda costa su neutralidad, pero también ha negociado, gracias a su condición de isla periférica, excepciones en materia agrícola y pesquera, a la venta de bienes inmuebles a extranjeros y garantías para sus astilleros estatales. Malta confía ahora en desarrollar su sector turístico y sus estratégicos puertos. "La seguridad jurídica que representa la adhesión a la UE es nuestra mejor oportunidad para atraer nuevas inversiones", admite Attard-Pirotta.
Situada a un centenar de kilómetros al sur de Sicilia y a menos de 300 de las costas de Túnez, Malta goza de una privilegiada posición en el Mediterráneo. "Podemos contribuir de forma importante en el diálogo euromediterráneo, y a la paz y la estabilidad en la región", asegura la embajadora en España. Antes, Malta ya se había incorporado al foro del Mediterráneo Occidental llamado 5+5, que agrupa a otros tantos países de ambas orillas, España entre ellos.
Los malteses se reconocen ante todo como herederos de los caballeros de la Orden de Malta de San Juan de Jerusalén, que supieron mantener un bastión cristiano en La Valetta en medio de un mar controlado durante siglos por los navíos otomanos. En sus islas batidas por el viento desarrollaron un idioma propio, a caballo entre el dialecto siciliano y el árabe magrebí, que se incorpora con todas consecuencias al acervo de la Unión, aunque el inglés sigue siendo la lengua franca del archipiélago.
Como otros países que tienen en el catolicismo su principal seña de identidad, Malta cuenta con una legislación muy restrictiva en materia de familia. E1 1 de mayo la Europa de los 25 contará así con un país que prohíbe aún el divorcio y el aborto.
Pero Malta también ha sabido mantener un estrecha relación con el régimen del coronel Muammar el Gaddafi. A pesar del ostracismo internacional que siguió al atentado del Lockerbie, el Gobierno de La Valetta mantuvo los vuelos a Trípoli. Y también recibió inversiones y petróleo. Libia puede tener ahora en el archipiélago maltés su puerta para las relaciones comerciales con la UE. Por su superpoblado territorio y cercanía al norte de África, Malta entornará sin embargo sus postigos a la libertad de movimientos de los trabajadores europeos y los cerrará a cal y canto para el resto de los inmigrantes.
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