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Reportaje:

La evangelización de Windows

Microsoft diseña un plan a dos años para defenderse y atacar a Linux

Patricia Fernández de Lis

"El plan quitanieves", lo llaman en Microsoft. En la compañía de software llevan varios años quejándose de que la popularidad del sistema operativo Linux, que puede ser copiado, modificado y distribuido a voluntad, impide a clientes, programadores y periodistas observar las ventajas "reales" de Windows. Por eso, ha diseñado un plan a dos años para convencer al mercado de las supuestas ventajas de Windows sobre Linux. El plan incluye una campaña de publicidad, visitas a universidades y foros de programadores, y formación para los empleados y socios.

Microsoft decidió que todos sus trabajadores utilizaran productos Linux durante un par de meses, para compararlos con los propios
La compañía ha diseñado una campaña de publicidad con "hechos demostrables" sobre la supuesta superioridad técnica de Windows
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"No competimos en producto, sino en presunciones", asegura Luis Martín, director de estrategia de plataforma de Microsoft Ibérica. Y es que Microsoft cree que muchos clientes de Linux han descartado a Microsoft sin ni siquiera considerarla. "Hasta ahora", explica, "hemos perdido el partido porque no nos han dejado jugar".

Microsoft ha decidido diseñar una estrategia para que su Windows salte al terreno de juego y gane el partido a Linux. Windows, en realidad, ya gana por goleada a cualquier otro sistema operativo en los ordenadores personales. Pero Linux controla el 53% de los servidores de red, según datos de N-economía.

Microsoft ha identificado cuatro grandes tipos de público a los que dirigir su mensaje. Entre ellos, ha eliminado, directamente, a uno: el de los defensores de Linux, que suelen ser también enemigos acérrimos de Microsoft. Un segundo grupo es el de sus empleados. Acomplejados por la dureza de los ataques, en unos casos, o asustados por el brutal desafío que representa Linux, en otros, Microsoft decidió el año pasado que todos sus trabajadores -incluidos los que desarrollan trabajos burocráticos- utilizaran productos Linux durante un par de meses, para compararlos con los propios. "Y esa acción ha marcado un antes y un después en el ánimo", asegura Martín.

Los otros dos grupos son el mercado informático en general y, en particular, los clientes y socios que tienen "percepciones equivocadas" sobre Linux y Windows. Miles de organismos dicen utilizar Linux por su flexibilidad -el código es abierto y modificable-, por su bajo coste -no hay que pagar licencias de uso- y porque es más seguro a los virus y las intrusiones de los piratas informáticos que Windows. Microsoft lo niega todo. Ha diseñado una campaña de publicidad y ha puesto en marcha una página web (microsoft.com/spain/hechos) que incluye "hechos técnicos demostrables" que, según la compañía, demuestran la superioridad técnica de Windows sobre Linux.

En este primer año de funcionamiento del plan antilinux, Microsoft se defenderá: se trata de negar que sea más seguro, más barato y que innove más. En el segundo año, Microsoft quiere pasar al ataque: el mensaje es que Windows es más escalable e interoperable. Microsoft ya ha visitado todas las universidades públicas españolas, asistirá a los foros profesionales y no profesionales (como la Campus Party), y ha empezado a formar a socios y distribuidores en las ventajas de su plataforma.

Para el tercer año, la idea está muy clara: que la campaña desaparezca. Porque si lo hace, significa que ha tenido éxito.

Patentes de 'software', fuera de Europa

El mundo real y el virtual se unieron el miércoles para reclamar una Europa libre de patentes de software. Más de mil personas se manifestaron en Bruselas, y más de dos mil páginas web sustituyeron sus contenidos por un único mensaje: si las patentes de software se aprueban en Europa, la innovación en este campo se verá gravemente dañada y gran parte de los programas libres que se diseñan -elaborados bajo el viejo supuesto científico de innovar sobre los descubrimientos comunes- podrían ser ilegales.

Es una pelea vieja. En febrero de 2002, la Comisión Europea propuso una directiva para legalizar las patentes de software. Sin embargo, 300.000 ciudadanos, unos dos millones de pymes, la Confederación de Sindicatos Europeos y todo el sector del software libre se manifestó en contra. La pelea pareció inclinarse hacia ellos cuando el Parlamento decidió, en septiembre pasado, prohibir explícitamente las patentes restrictivas.

Ahora, sin embargo, el Consejo de Ministros de la UE está revisando de nuevo la directiva para, según los manifestantes, retirar las enmiendas del Parlamento y aprobar las patentes de software, presionadas por las grandes multinacionales del sector.

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Sobre la firma

Patricia Fernández de Lis
Es redactora jefa de 'Materia', la sección de Ciencia de EL PAÍS, de Tecnología y de Salud. Trabajó diez años como redactora de economía y tecnología en EL PAÍS antes de fundar el diario 'Público' y, en 2012, creó la web de noticias de ciencia 'Materia'. Los fines de semana colabora con RNE y escribe, cuando puede, de ciencia y tecnología.

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