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Reportaje:

Reservas de naturaleza

Un congreso mundial analiza en Barcelona la nueva función social de los jardines botánicos

Los jardines botánicos nacieron, hace ya más de 500 años, con fines medicinales. Posteriormente, pasaron a convertirse en un capricho de los nobles. Los amantes de la naturaleza más adinerados acumularon un sinfín de rarezas florales con las que deslumbraban a sus invitados. La mayoría de estas instituciones, hoy auténticas joyas de la biodiversidad, son herederas de ese afán coleccionista.

En la actualidad, los jardines botánicos cumplen una función muy distinta a la pompa personal. Además de ser aunténticas reservas naturales cerca de la ciudad, tienen como misión principal conservar especies que sin un cuidado especial desaparecerían definitivamente. "En estos recintos se presentan vivas plantas en serio riesgo de desaparecer. Asimismo se conservan de una forma adecuada semillas de varias especies, que algún día se podrán recuperar y volver a sembrar si fuera necesario", explica la directora del Jardín Botánico de Barcelona, Núria Membrives.

Promover la investigación y divulgar el conocimiento botánico son dos de los objetivos principales de estos museos de la naturaleza. La sensibilización del público hacia la importancia de la flora es una de las prioridades de los científicos. Membrives indica: "Si la gente conoce las plantas, empezará a respetarlas. Es muy importante que las personas tomen conciencia sobre lo que podríamos perder". El compromiso creciente de ciertos sectores de la sociedad con el medio ambiente es un logro en el que sería necesario insistir.

Barcelona acoge desde ayer y hasta el 22 de abril el II Congreso Mundial de Jardines Botánicos, la mayor reunión de expertos en el sector. El objetivo principal del encuentro es debatir los aspectos de interés que conciernen a esta rama de las ciencias y establecer una serie de prioridades de actuación para el futuro más inmediato. Los temas principales que se tratarán en las 14 conferencias y las 36 mesas redondas programadas tienen como eje central el impulso de los jardines botánicos para contribuir a la conservación de la biodiversidad, el rigor científico y la educación ambiental. Además, los participantes revisarán la aplicación de la Agenda internacional para la conservación en jardines botánicos, un documento fundamental de gestión aprobado en el primer congreso, que se celebró hace cuatro años en Asheville (EE UU). A su vez, la sección española de la Asociación Ibero-Macaronésica -sociedad que reúne a expertos de la península Ibérica, Canarias, Azores, Madeira y Cabo Verde- presentará un nuevo escrito de referencia, titulado Los jardines botánicos: un valor en alza, en el que se apuesta por actualizar y poner de manifiesto el papel que desempeñan los jardines botánicos en la sociedad.

Más allá de la conversión de estos escaparates de la flora en centros de investigación de primer nivel, los jardines botánicos tienen en nuestros días otros valores. Son, por ejemplo, un destino usual de los itinerarios turísticos y promotores de campañas divulgativas en coordinación con centros escolares, una actividad frecuente en la institución naturalista barcelonesa, según confirma su directora, para extender el hábito del respeto al entorno medioambiental entre los jóvenes. Esta evolución se percibe hasta en la manera de ordenar las plantas expuestas. Tradicionalmente, los jardines botánicos consistían en una antología de ejemplares únicos; ahora las corrientes más innovadoras apuntan a crear paisajes integrales y armónicos.

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