Retiradas todas las acusaciones contra el capellán de Guantánamo
El Pentágono ha retirado los cargos de adulterio y pornografía contra el ex capellán musulmán de Guantánamo James Yee, a quien había castigado con una reprimenda verbal. La decisión se produce tres semanas después de que el Ejército le retirara la acusación de espionaje, aduciendo que la divulgación de las pruebas podía poner en peligro la seguridad nacional de EE UU. En opinión de su abogado, todo ha sido un montaje producto de la paranoia de los responsables de Guantánamo.
"Como mínimo le deben pedir disculpas", afirma Eugene Fidell, el letrado civil que ha representado al capitán Yee desde que fue detenido el 10 de septiembre cuando regresaba de Guantánamo con un permiso de 15 días. Yee portaba documentos supuestamente confidenciales entre los que había una lista con los nombres de los cerca de 600 cautivos de Guantánamo y mapas de la base estadounidense en Cuba. La jerarquía militar inmediatamente sospechó que se trataba de un caso de espionaje y recluyó a Yee en una prisión castrense, al tiempo que detenía a otros dos sospechosos de la red de Guantánamo -un traductor y un soldado de aviación-, cuyos procesos continúan.
Yee pasó 76 días incomunicado, ajeno a la publicidad que su caso generaba. Culpable o no, su reputación sufrió un golpe y su vida familiar, también. Su esposa y su amante, una soldado de Guantánamo, se enzarzaron en una pelea en la antesala de la única vista del juicio que se llegó a celebrar. La siguiente audiencia se pospuso hasta que, finalmente, el 19 de marzo los fiscales del Pentágono le retiraron las acusaciones de espionaje, sedición y desobediencia a las órdenes de un superior.
El caso se redujo a dos cargos administrativos por cometer adulterio y almacenar pornografía en un ordenador militar, faltas por las que recibió una reprimenda oficial del general Jeoffrey Miller, hasta hace un mes director de la operación de Guantánamo, trasladado a Irak. Yee apeló, y el miércoles por la tarde, el general del Comando Sur con sede en Miami, James Hill, que tiene autoridad sobre Guantánamo, anuló la reprimenda y ordenó que la hoja de servicios quedara limpia.
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