Gobierno paritario

Nunca había tenido este país tantas mujeres en el Consejo de Ministros ni en cargo de tanta relevancia como la vicepresidencia primera del Gobierno. Ésta es la novedad más visible del primer Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, cuya composición se completó ayer de forma oficiosa y que respeta escrupulosamente el compromiso de paridad (ocho hombres y otras tantas mujeres). La lista combina la presencia de políticos y gestores, jóvenes y seniors, afiliados e independientes, y parece haberse buscado preferentemente personas con experiencia de gobierno en las autonomías o con un perfil de eficacia profesional.

A Zapatero se le había reprochado que carecía de un equipo solvente, pero a lo largo de 2003 fue tejiendo lazos de los que salió un equipo encargado de redactar el programa electoral, y más recientemente un comité de notables, al que se asignó la tarea de preparar iniciativas para los cien primeros días de Gobierno. Seis de los 10 miembros de ese comité serán ministros: Bono, Sansegundo, Solbes, Álvarez, Calvo y Moratinos. Otro de los 10, Miguel Sebastián, seguirá como asesor económico de Zapatero, ahora en Moncloa.

Otros cuatro ministros provienen de la Ejecutiva salida del 35º congreso del PSOE: López Aguilar, Narbona, Sevilla y Montilla. Este último, además de las competencias de Industria, Turismo y Comercio, tendrá la delicada responsabilidad de garantizar una relación no conflictiva con el tripartito catalán. En el primer Gobierno de Felipe González también había cuatro ministros procedentes de la dirección del partido: Guerra, Solana, Maravall y Almunia. Este último sustituirá a Solbes en la Comisión Europea.

Pedro Solbes, un ministro senior que ya lo fue con González, asume la responsabilidad de la política económica. Parte de condiciones mucho más favorables que las de 1982, cuando había que construir un verdadero Estado del bienestar en una situación de fuerte crisis económica. La actitud de Solbes favorable al equilibrio presupuestario es una garantía de que no se cometerán los errores que frustraron otras experiencias de Gobiernos de izquierda en Europa.

Por primera vez en nuestra historia, una mujer, María Teresa Fernández de la Vega, asume una vicepresidencia. Además de coordinar los ministerios no económicos, tendrá la responsabilidad de las relaciones con otros partidos y con las comunidades autónomas. Se trata de una misión a la que Zapatero ha dado gran importancia como prueba de un estilo diferente de gobernar. Del resto, llama la atención la fuerte presencia de ex consejeros regionales (de Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha), en contraste con la ausencia de ministros vascos, siempre presentes en los Gobiernos de González.

Ojalá que todos ellos tengan acierto y suerte. Zapatero ha tenido hasta ahora ambas cosas, y es de esperar que durante los próximos años consiga el objetivo hasta ahora inalcanzado de que las relaciones políticas no sean motivo de odio y resentimiento.