El ministro poeta
Hombre de confianza del presidente francés, Jacques Chirac, Dominique de Villepin, es especialista en conspiraciones de palacio y de Gobiernos en la sombra, político que nunca se ha enfrentado al sufragio universal, obtiene al fin la cartera que deseaba, la correspondiente al Ministerio del Interior.
Su paso por el Ministerio de Exteriores ha sido brillante y peligroso. Brillante porque este poeta aristócrata ha devuelto a Francia un protagonismo internacional que su antecesor -el prudente e inteligente Hubert Vedrine- evitaba; peligroso porque su amenaza de vetar en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas una resolución de Estados Unidos favorable a la guerra de Irak y sus discursos ridiculizando la argumentación del secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, le han cerrado las puertas de cualquier reunión en la que estuvieran en juego los intereses estadounidenses.
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