_
_
_
_
Reportaje:EL CONFLICTO DE ORIENTE PRÓXIMO

Lucha por el poder en la 'república' de Hamás

Los radicales palestinos aumentan su fuerza social y política en Gaza frente al partido de Arafat

Jorge Marirrodriga

En medio de un paisaje urbano superpoblado, con basuras y arenilla en las calles por la falta de equipos de limpieza y el recordatorio omnipresente del conflicto palestino-israelí, el pequeño complejo sanitario que el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) posee en la localidad de Deer el Balah, al norte de la franja de Gaza, parece sacado de otro lugar. Limpio, con un personal amable y sobre todo eficiente, forma parte de un sistema de asistencia casi gratuita que la organización radical palestina tiene en la franja de Gaza. La atención sanitaria es la punta de lanza en una estrategia para ganar influencia que está dando resultado. "Hamás ayuda a la gente", "no son unos corruptos" o "ellos sí que funcionan bien", son expresiones constantes que se escuchan a los habitantes del territorio ocupado por Israel desde 1967.

Más información
Constante presencia de hombres armados
MUERTE DE UN NIÑO.
El Ejército israelí y las milicias palestinas se preparan para el próximo asalto

En un lugar donde las expectativas de progreso son nulas y muchas personas viven gracias al apoyo de sus familiares, los dispensarios de Hamás ofrecen atención médica sin hacer preguntas. "El precio muchas veces es simbólico. Hay que pagar entre dos y tres shekels (unos cincuenta céntimos de euro), y los medicamentos suelen ser gratuitos", explica Mohamed, un joven aquejado de hipertensión. Miembros de la organización han realizado gestiones para atender casos de personas pobres en modernos hospitales de otros países árabes. El contraste no puede ser mayor al observar el hospital Al Shifa, el mayor de Gaza, gestionado por la Autoridad Palestina, que debe atender un área de la franja de 700.000 personas y donde las listas de espera -y sus saltos por recomendación- son interminables. Eficiencia contra inoperancia, agresividad ante Israel frente a palabrería. Éste es el mensaje que Hamás está lanzando en Gaza y que le está dando frutos.

Enfrentamiento con Israel

Desde el asesinato selectivo del jeque Yassin el pasado lunes, cuando un helicóptero israelí le disparó tres misiles mientras abandonaba al alba una mezquita, se han multiplicado las llamadas a la unidad de todos los palestinos en Gaza y las afirmaciones de que el primer ministro israelí, Ariel Sharon, había fracasado en su intento de desencadenar una guerra civil palestina en la franja. Sin embargo, Hamás ha decidido llevar la voz cantante en el enfrentamiento con Israel y de hecho su nuevo líder, Abdel Aziz Rantisi, ha marcado los tiempos en la estrategia de los movimientos armados palestinos, desde el anuncio de un terremoto y un baño de sangre en Israel hasta la declaración de objetivo en la persona de Sharon. En Gaza, las banderas verdes son visibles en numerosos edificios y chabolas de los campos de refugiados. Casi medio centenar de jóvenes se han ofrecido como suicidas en los últimos días. Rantisi y los demás líderes de Hamás, que rechazan los acuerdos de paz de Oslo de 1994, así como cualquier negociación, insisten en la estrategia del terror total pese a los tímidos llamamientos a la contención realizados por 70 destacadas figuras de la sociedad palestina. La Autoridad Palestina pierde terreno a ojos vista ante la eficacia en la atención social y el discurso vengativo preconizado por Hamás.

"Los ciudadanos palestinos seguirán el camino marcado por el jeque Yassin, y eso quedó muy claro durante los funerales, de manera que el asesinato ha creado una situación diferente en las relaciones entre nosotros respecto a los israelíes", destaca Said Siam, el representante de Hamás en el Comité Nacional de Movimientos islámicos palestinos y uno de los máximos líderes del movimiento radical palestino. "Lo que está claro es que, a pesar de las amenazas contra nosotros, no nos vamos a esconder. El ejemplo está en el mismo jeque Yassin que acudía normalmente a la mezquita. Tomaremos precauciones, pero no nos vamos a esconder", añade. En las calles de Gaza, plagadas de contenedores de basura metálicos quemados y con sus paredes llenas de pintadas referentes a la lucha contra Israel, la popularidad y el prestigio de la organización radical son palpables. "Puede que haya corrupción en Hamás, pero desde luego no al nivel de lo que ocurre en la Autoridad Palestina. Además, sus operaciones contra Israel son las que más víctimas causan y éstas colman las ansias de venganza de la gente", explica Rahman Jalaf, un padre de familia desocupado.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

"Nuestras relaciones con Al Fatah son mejores que nunca", asegura Siam, pero añade que "ningún movimiento palestino pondrá en cuestión el derecho a actuar de Hamás tras el asesinato de Yassin". "Quieren crear problemas entre ambas organizaciones... y quieren reemplazar a Al Fatah", subraya, por su parte, Abu Maher Heles, el líder de Al Fatah en Gaza, en referencia a los rumores existentes sobre la lucha por la hegemonía entre ambas organizaciones. El asesinato de Yassin ha provocado una primera reacción inmediata de unidad entre los principales partidos palestinos en Gaza, pero en la franja muchos piensan que es algo momentáneo. La verdadera prueba de fuego será la retirada unilateral de Israel del territorio. En medio de un laberinto de conjeturas sobre la fecha concreta -en verano, después de las elecciones estadounidenses del próximo noviembre, tal vez nunca...-, los dirigentes palestinos se preparan para una eventual toma del control sobre uno de los lugares más densamente poblados y más pobres del mundo con más de 1.200.000 personas en unos 300 kilómetros cuadrados, donde no hay recursos de ninguna clase y donde casi todas sus familias han sufrido en primera persona alguna tragedia relacionada con la ocupación israelí, la violencia política y, en los últimos tiempos, la delincuencia común.

El que más dinero mueve

"El control de Gaza en el fondo es una cuestión de dinero", asegura Ahmed, un joven informático de 35 años, desempleado y cuyo sueño es abandonar la franja "para siempre". Al Fatah es el movimiento que más dinero mueve en la zona. Sus militantes reciben en muchas ocasiones dinero en metálico y la confusión existente entre lo que es el partido de Arafat y la Autoridad Palestina -con sus presupuestos y sus ayudas internacionales- les ayuda a conseguir puestos de trabajo para ellos y sus familiares en la Administración, o simplemente recomendaciones decisivas para acceder a otros empleos. Por el contrario, Hamás no cuenta con este soporte y, además, en la última semana ha visto cómo varios países congelaban las cuentas de sus militantes en el extranjero. El miércoles, apenas 48 horas después del asesinato de jeque Yassin, el ministro británico de Economía, Gordon Brown, ordenaba al Banco de Inglaterra que bloqueara los fondos de cinco líderes de Hamás: el propio Rantisi, Musa Abu Marzuk, Imad Jalil al Amani, Osama Hamdan y Jalel Mashaal. Brown justificó la decisión en que tiene indicios razonables de que los cinco están directamente implicados en actos de terrorismo. A pesar de ello, y de sufrir otros bloqueos por tener a sus milicias incluidas en las listas de EE UU y la UE de organizaciones terroristas, Hamás mantiene sus redes de asistencia social y su aparato de propaganda.

Un militante palestino armado toma posiciones durante un enfrentamiento ocurrido ayer con las tropas israelíes cerca de Nablús, en Cisjordania.
Un militante palestino armado toma posiciones durante un enfrentamiento ocurrido ayer con las tropas israelíes cerca de Nablús, en Cisjordania.AP

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_