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EL CONFLICTO DE ORIENTE PRÓXIMO

El Ejército israelí y las milicias palestinas se preparan para el próximo asalto

Israel maneja una lista negra de objetivos con 10 líderes de Hamás y de la Yihad Islámica

Desde hace una semana, el Ejército israelí y las milicias de Ezzedine al Kasam, el brazo armado de Hamás, se preparan para el próximo asalto de una guerra que les enfrenta desde hace tres años y cuyo último episodio fue el asesinato del jeque Ahmed Yassin. Los militares han elaborado una lista de diez dirigentes palestinos que quieren eliminar, mientras que extreman las medidas de seguridad en torno a cinco puntos estratégicos de Israel que podrían ser blancos de un ataque. Tampoco descartan que Hamás trate de asesinar al primer ministro, Ariel Sharon.

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La lista negra de Israel está encabezada por el nuevo número uno de Hamás, el doctor Abdelziz Rantisi, de 57 años, que en junio sobrevivió a un ataque israelí, según asegura el periodista Amos Harel, corresponsal militar del periódico Haaretz. Detrás de este líder integrista, el experto israelí ha situado a Mohamed Deif, de 40 años, máximo responsable del ejército secreto de Hamás, que en septiembre se salvó de un ataque de Israel, aunque se asegura que en la operación perdió la visión de un ojo. Abdullah Sami, dirigente de la Yihad Islámica en Gaza, Mahmud Zahar, cofundador de Hamás; Ismael Haniyeh, antiguo responsable de la oficina del jeque Yassin; Jaled Mechaal, portavoz de los fundamentalistas en el exterior y su mano derecha, Musa Abu Marzuk cierran, junto con el director de armamento de Hamás, Adnan al Rul, e Ibrahim Hamed, responsable de las milicias en Ramala, la primera parte de este inventario bélico. El último de la lista es Ramadan Abdulah Shalah, jefe de la Yihad Islámica, exiliado en Damasco.

A pesar de las primeras declaraciones de portavoces del Ejército israelí tras el asesinato del jeque Yassin, la lista negra del Ministerio de Defensa no contempla ni el asesinato del jefe de la milicia libanesa del Hezbolá, el jeque Hassan Nasrallah ni el del presidente palestino, Yasir Arafat. La inmunidad de Arafat parece asegurada, según se desprende de las declaraciones efectuadas por responsables de la Administración israelí al Gobierno de Estados Unidos. Sin embargo, el responsable de la Autoridad Nacional Palestina no se siente a salvo, por lo que ha optado por pedir directamente protección a la CIA, según aseguran fuentes diplomáticas. En el entorno y en el interior de la Mukata, la vigilancia se ha reforzado.

Hamás no ha desvelado aún cuáles serán sus blancos, pero los servicios de información del Mosad y del Ejército, basándose en un análisis de los últimos atentados, han elaborado una lista de objetivos estratégicos entre los que destacan cinco: las torres Azrieli, de Tel Aviv; la central portuaria de Askelón; la refinería de Haifa, los depósitos de hidrocarburos de Pi Gli-Pot, cerca de Tel Aviv, y la Knesset o Parlamento, en Jerusalén.

Los servicios secretos no descartan los atentados contra personalidades, entre las que Ariel Sharon y algunos líderes religiosos judíos. La policía ha informado a los jefes de los rabinos Yona Metzger y Shlomo Amar de que sus vidas corren peligro. La misma advertencia se ha hecho llegar al jefe espiritual del movimiento ultraortodoxo Shas, el rabino Rabi Ovaida; el ex rabino jefe Yisreal Meir Lau y al gran cabalista Yitzhak Kaduri. Muchos de los amenazados han optado por modificar sus horarios.

"¿Quién será el primero en atacar?", se preguntan israelíes y palestinos. El compás de espera se está haciendo interminable. La tensión no hace sino aumentar la intranquilidad y el miedo de la población de los dos bandos. El Ejército se encuentra en máxima alerta. Los soldados y la policía patrullan por las principales ciudades, especialmente en núcleos urbanos próximos a la línea verde. La vigilancia es muy estricta en Jerusalén, donde se exige a los viandantes que se identifiquen. Y en el otro lado no cesa la agitación. Los llamamientos convocando a la guerra santa prosiguen, sobre todo en los campos de refugiados de Nablús, Yenín o Gaza, donde el movimiento fundamentalista cuenta con un gran número de militantes.

Basílica de la Natividad

Atrapados en medio de la tensión, las tres congregaciones cristianas de Belén -franciscanos, armenios y griegos ortodoxos- han acordado cerrar temporalmente la Basílica de la Natividad. "No queremos que el templo se convierta de nuevo en refugio de las milicias palestinas armadas, como sucediera hace dos años", asegura un portavoz de la comunidad de los franciscanos.

La situación de tensión amenaza con perjudicar gravemente a la economía palestina, pero también a la israelí. La actividad comercial en Israel ha descendido en pocos días en un 50%, sumiendo en el pesimismo a los dueños de tiendas y establecimientos hoteleros, que esperaban la llegada de la Pascua judía para recoger los primeros frutos de la reactivación, después de tres años de dura crisis, según ha asegurado Ezra Attia, presidente de la Federación de Cámaras de Comercio. El presidente de la Asociación de Hoteleros, Rafi Faber, ex ministro de Turismo, comparte la visión de pesimismo generado tras el asesinato del jeque Yassin: "Según mis cálculos, Israel puede perder este año cerca de 350.000 turistas. El asesinato de Yassin ha llegado en un momento especialmente inoportuno".

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