El que siembra recoge
Dice mi abuela que el que siembra recoge, y mi abuela es una mujer muy sabia. También le he oído decir que más sabe el diablo por viejo que por diablo, así que no veo la necesidad de poner en duda la sabiduría de la vejez.
Ha ocurrido lo que nunca debía ocurrir, pero estábamos avisados. Cuando alguien apoya la guerra de otro, termina salpicándole. Lo peor de todo es que a unos les ha salpicado en lo político y a otros les ha dado de lleno en su vida. Eso es lo triste; siempre pagan los inocentes. Afganistán, Irak y, ahora, Atocha. Siempre los mismos. Personas que intentan sobrevivir día a día, allá y acá, y uno de esos días todo desaparece. Doscientos dos muertos más se suman a la larga lista del terror de una guerra. Una guerra que, como todas, nunca debió empezar.
Y el pasado domingo, el país en el que vivo dio un giro político. Un giro, a mi parecer, irreal, porque la victoria de la izquierda no ha sido (por mucho que algunos se empeñen) la consecuencia de un cambio de voto de la derecha, sino más bien el resultado de la implicación, el descontento y la rabia de los indecisos y desmotivados que no votaban. La gente ha despertado, ha vuelto a salir a la calle y se ha hecho oír mediante su voto. Rajoy no ha perdido las elecciones, las ha perdido Aznar. Las ha perdido su talante totalitarista (por decir algo suave, bastante tiene ya con lo suyo), su falta de escrúpulos para mentir y manipular a los medios de comunicación y el empacho de la mayoría absoluta. Ese empacho que ha terminado por ser, supongo, la peor digestión de su vida.
La izquierda ha vuelto a despertar. Lo había intentado con las reformas laborales y educativas, con la falta de rumbo del Prestige, con la guerra que nadie quería, pero esto ya ha sido insoportable. Saber que te engañan jode mucho, pero el miedo no se puede tolerar y menos cuando la muerte aparece a tu lado.
Hoy ZP, para mí Za-Patero (prefiero huir del término Zapatero Presidente, por lo que pueda pasar...), ha conseguido devolverme la ilusión y sólo él puede quitármela. Espero que no lo haga y por ello tiene mi voto de confianza y la oportunidad para hacer realidad eso de "les aseguro que ser presidente no me va a cambiar...". Espero que lo que hemos sembrado crezca con buena salud y que el partido socialista sepa, como decía mi abuela, que el que siembra recoge. Suerte.
Daniel Guzmán, actor y director de cine, ganó el último Premio Goya al mejor cortometraje por Sueños.
Babelia
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