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Reportaje:

Presos y en el hospital

Trece de los 75 opositores cubanos encarcelados hace un año están enfermos

Un año después de la detención y condena de 75 opositores y periodistas disidentes cubanos a severas penas de cárcel, 13 de ellos, algunos sexagenarios, se encuentran hospitalizados bajo custodia policial debido a su "delicado estado de salud", denunciaron ayer familiares y activistas de derechos humanos. "Su situación es preocupante. De los 75, una veintena están seriamente enfermos y 13 se hallan en hospitales. Uno de ellos, Óscar Espinosa Chepe, de 62 años, tiene cirrosis hepática y tumores cancerosos; otro, Julio Antonio Valdés, de 52, espera un trasplante de riñón", afirmó el disidente Elizardo Sánchez.

Según Sánchez, presidente de la ilegal Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, los opositores cumplen sus condenas, de entre 6 y 28 años de prisión, en condiciones "deplorables, sin agua potable y con una alimentación e higiene pésimas". "La mayoría se encuentran en celdas de aislamiento, repartidos en prisiones alejadas de sus hogares y sólo pueden recibir visitas familiares cada tres meses", denunció el opositor.

"No parece que existan posibilidades para que los prisioneros sean liberados"

Al cumplirse el primer aniversario de la mayor ofensiva gubernamental contra la disidencia en décadas, la lectura que hacen disidentes y diplomáticos de lo ocurrido deja poco margen al optimismo. "No parece que existan posibilidades para que los prisioneros sean liberados y, ciertamente, la oposición todavía no se ha recuperado del golpetazo", opina un embajador europeo.

El disidente democristiano Oswaldo Payá considera que "la ola represiva no ha logrado silenciar a la disidencia". "El descontento popular es creciente y nada logrará detener las ansias de libertad del pueblo cubano", dice el promotor del Proyecto Varela, iniciativa que propugna un referéndum para que los cubanos decidan sobre el cambio político y que ha recolectado 25.000 firmas de apoyo, más de la mitad de ellas, después de las detenciones, según el propio Payá.

Vladimiro Roca y otros miembros de la concertación opositora Todos Unidos señalan que la ofensiva policial sólo ha conseguido "segar la hierba" por un tiempo y afirman que ésta vuelve a brotar de forma espontánea. Aun así, admite Elizardo Sánchez, "el golpe represivo fue durísimo, quizás el más severo en cuatro décadas, y aún estamos reorganizándonos", afirma Elizardo Sánchez.

Todo comenzó el 18 de marzo de 2003, en vísperas del inicio de la guerra de Irak. En sólo cuatro días, los 75 opositores fueron detenidos bajo la acusación de conspirar junto al jefe de la Oficina de Intereses de EE UU en La Habana, James Cason, para desestabilizar la revolución y crear un ambiente propicio para una hipotética invasión. Entre los procesados, Raúl Rivero, uno de los poetas más afamados de su generación y fundador de la agencia de noticias Cuba Press, fue condenado a 20 años de cárcel. "En menos de un mes, los 75 fueron juzgados en procesos sumarísimos, y la mayoría no pudieron ver a sus abogados hasta días antes de la vista oral", recuerda un diplomático, que opina que la disidencia, muy dividida, podría tardar años en reconstruir sus redes.

Al cumplirse el primer aniversario de aquellos sucesos, la oposición sigue pensando que el Gobierno creyó que "la ola represiva quedaría solapada por Irak". "Desde hace tiempo querían dar un escarmiento, pues la oposición era cada vez más numerosa y estaba más activa", dicen Miriam Leyva y Gisella Delgado, esposas, respectivamente, de Espinosa Chepe, condenado a 20 años de cárcel, y Héctor Palacios (de 62 años y condenado a 25). Ambas han convocado hoy un ayuno en su casa para recordar y solicitar la libertad de los 75 prisioneros.

Un año después, el Gobierno de Fidel Castro no los considera disidentes, sino "mercenarios al servicio del imperio" que hicieron el papel de quinta columna, mientras Estados Unidos creaba el clima adecuado para una agresión militar. Para sus familiares y la organización Amnistía Internacional, la cosa es más sencilla: son simplemente presos de conciencia.

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