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ELECCIONES 2004 | Reacciones en Cataluña

CiU no obstaculizará la investidura de Zapatero como presidente

Duran expresa la disposición de su grupo a pactar con el PSOE

Convergència i Unió (CiU) quiere evitar a toda costa que en el Congreso se reproduzca la misma situación que en Cataluña y su tarea parlamentaria se limite durante cuatro años a la más pura oposición. Los convergentes no renuncian a intervenir en la política española aunque ello les suponga ofrecer de entrada la abstención de CiU a la investidura de José Luis Rodríguez Zapatero. Ayer, en su primer mensaje dirigido al PSOE, Josep Antoni Duran Lleida exhibió la cara más amable y pactista de CiU.

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Duran Lleida, futuro presidente del grupo de CiU en el Congreso, reconoció abiertamente que los socialistas disponen de variadas combinaciones parlamentarias para asegurarse la estabilidad en la legislatura. Pero ninguna de estas sumas, afirmó Duran, aporta al PSOE "tanto valor añadido, credibilidad y prestigio" como Convergència i Unió, una formación con amplia experiencia en apuntalar gobiernos con o sin mayoría absoluta.

Se trata de evitar que CiU quede aislada en el Congreso y que el próximo Gobierno socialista se sustente en otras formaciones políticas ajenas a los nacionalistas catalanes. Una ardua tarea que ayer Duran Lleida intentó allanar ofreciendo al PSOE su plena disposición negociadora.

En cualquier caso, los convergentes lo tienen extremadamente difícil porque sus condiciones para pactar con el PSOE son las mismas que abandera el Gobierno catalán para la presente legislatura. Es decir, reforma del Estatuto, mejora del sistema de financiación e incremento de las inversiones del Estado en Cataluña. Y puestos a pactar, qué mejor que entre gobiernos del mismo color político.

Pero Duran no renuncia a intervenir en la política española, ni siquiera con los 10 diputados que CiU obtuvo el pasado domingo. Ayer mismo llamó a José Montilla, primer secretario de los socialistas catalanes, y a Manuel Chaves, presidente del PSOE. También lo intentó con José Luis Rodríguez Zapatero. A ambos dirigentes socialistas, el líder democristiano transmitió la voluntad de CiU de asegurar la estabilidad del Gobierno e involucrarse en la gobernabilidad de España con acuerdos parlamentarios.

Enviado este mensaje, Duran cree que ahora corresponde al PSOE dar el siguiente paso. "La respuesta y la iniciativa les corresponde a los socialistas y a Zapatero", afirmó en su comparecencia informativa tras la reunión de la ejecutiva. De momento, CiU se ha comprometido a no votar en contra de la investidura de José Luis Rodríguez Zapatero y ofrece, de entrada, su abstención. "No tendría sentido oponerse porque iría en contra de la realidad democrática y daríamos la espalda a la voluntad popular", explicó. Si los socialistas se aprestan a negociar, la federación nacionalista podría incluso acabar votando a favor. Duran, no obstante, advirtió al PSOE que CiU no ofrece "un cheque en blanco".

Los miembros de la ejecutiva acordaron ayer buscar la complicidad de otras formaciones nacionalistas para esta arriesgada y complicada estrategia de condicionar la política española. Duran Lleida habló por teléfono con Josu Jon Imaz, presidente del PNV, y se comprometieron a mantener una entrevista la próxima semana.

La ejecutiva se dedicó ayer sobre todo a analizar los resultados obtenidos por CiU en las legislativas del pasado domingo. Los nacionalistas achacan la pérdida de cinco diputados a la "especial y difícil" campaña electoral, polarizada por el debate entre el PP y el PSOE y golpeada en sus últimos días por los atentandos en Madrid. Duran reconoció también que las del domingo eran los primeros comicios en que CiU concurría "huérfana de poder", después de haber perdido la presidencia de la Generalitat. No obstante, el líder democristiano informó de que la federación iniciará un periodo de reflexión, que concluirá en los congresos de Unió y de Convergència, con el objetivo de contrarrestar el paulatino descenso electoral.

Duran aprovechó la rueda de prensa para reclamar a Zapatero las primeras medidas nada más tomar posesión como presidente del Gobierno. Por una parte, recuperar el diálogo con las formaciones nacionalistas, CiU y PNV, "malogradas por el Partido Popular y por José María Aznar"; y por otra, recuperar el consenso político en la lucha antiterrorista y "restituir la calidad democrática".

Josep Antoni Duran, Jordi Pujol y Artur Mas, en la reunión ayer de la ejecutiva de CiU.
Josep Antoni Duran, Jordi Pujol y Artur Mas, en la reunión ayer de la ejecutiva de CiU.VICENS GIMÉNEZ

Declive electoral

Estas elecciones confirmaron el paulatino declive electoral que vienen sufriendo los nacionalistas catalanes en todas las citas con las urnas. Desde las legislativas de 1993, Convergència i Unió ha perdido en Cataluña más de 11 puntos porcentuales y casi 340.000 votos, una bajada que se acentuó considerablemente el pasado domingo.

Respecto a las generales de 2000, CiU bajó el domingo más de 140.00 votos, lo que representa 8,03 puntos menos. Con estas cifras, CiU obtiene 10 diputados, cinco menos de los que tenía, y registra el segundo peor resultado de su historia. Habría que remontarse a 1979, cuando los nacionalistas no presidían la Generalitat, para encontrar unos resultados peores. Entonces, el grupo de CiU en el Congreso lo formaban ocho diputados.

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