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Reportaje:MATANZA EN MADRID

Estallido de silencio en el campus

Las universidades suspenden la actividad académica y cultural hasta el lunes y celebran actos con asistencia masiva de estudiantes

"Ha sido horrible. Estamos destrozados", acertó a decir una trabajadora de la Universitat de València ante el rectorado. "Han matado a trabajadores, estudiantes y niños. Nos han atacado a todos". Junto a ella, el rector Francisco Tomás, el equipo de gobierno y los empleados de la institución estuvieron cinco minutos en silencio, pero cada rostro expresaba un lamento.

Era mediodía. A la hora del dolor y la solidaridad las aulas, laboratorios y despachos de las universidades valencianas se vaciaron al unísono para expresar la más absoluta repulsa a los brutales atentados de Madrid. La escena se repetía en los tres campus de la Universitat, desde Tarongers a Paterna. En el Campus de Vera, la Universidad Politécnica concentró a todo el mundo en torno al rectorado. "Nunca habían asistido tantos estudiantes a un acto como éste", señalaba una técnica del rectorado, mientras estudiantes, alumnos y trabajadores de Gandia y Alcoi hacían lo propio en sus respectivas sedes. La comunidad universitaria de la Cardenal Herrera-CEU estalló en el el mismo silencio. La Universidad de Alicante reunió a 7.000 personas en torno a la Plaza de Europa. En los campus de Elche y Sant Joan, la Miguel Hernández suspendió, además, su anunciada fiesta de la primavera. Tras la concentración, el Grupo de Psicólogos de Emergencias de esta universidad, integrado por dos profesoras y tres estudiantes, partió hacia Madrid para colaborar en la asistencia a víctimas de la matanza y familiares.

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El Ágora de la Jaume I acogió la más tumultuosa concentración acaecida en la provincia de Castellón. Los estudiantes castellonenses exhibieron pancartas improvisadas en las que se podía leer "asesinos", "sicarios asesinos" y "cobardes" y no dudaron en manifestar su dolor por las víctimas.

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La Universitat de València, en cambio, se manifestó por centros. Una concentración mayor que la del rectorado se podía ver frente a la Facultad de Medicina, que desbordaba la acera de la avenida de Blasco Ibáñez. Laura, una de las alumnas, estaba pálida y a la tristeza e indignación sumaba el miedo: "Lo primero que he pensado es que podía habernos ocurrido a cualquiera de nosotros, que venimos cada día a clase en los trenes de cercanías". Cerca de ella, José Manuel Rubio, estudiante de primero de Medicina, explicaba que se había enterado de lo ocurrido por medio de un profesor durante la clase de biología. Al igual que el resto de alumnos, Rubio se iba enterando de la progresiva escalada de víctimas, y la mejor forma de definir lo que sentía era "conmoción". Como la mayoría de los concentrados, no podía evitar una referencia a las elecciones, y consideraba que "la falta de madurez de la sociedad española" llevará a muchos a decidir su voto en base a los atentados; "Mayoría absoluta del PP".

Las mismas concentraciones de repulsa y solidaridad se escalonaban en los centros universitarios de Blasco Ibáñez, y a ellas respondieron los estudiantes de forma masiva y sin distinciones. Con camisa o en chandal, con piercings o sin ellos, expresaron su rechazo al "horror". En el campus de Tarongers se efectuó la mayor concentración contra un acto terrorista que alumnos y profesorado eran capaces de recordar. Se llenó la amplia explanada que separa los aularios del edificio de la biblioteca. "Ha sido como el 11 de septiembre pero aquí", decía Esther Moya, mientras a su lado Yésica Doménech confiaba en que "todos los partidos políticos democráticos, que se oponen por igual al terrorismo, se manifiesten juntos y dejen de lado cualquier enfrentamiento ante algo así".

En la Universidad de Alicante, miles de docentes y estudiantes se concentraron en la plaza de Europa bajo el lema Contra el terrorismo, sí a la libertad y a la democracia. David y Jaume, dos estudiantes de publicidad de 20 años, reconocieron que "no tiene nombre lo que ha ocurrido". "Tantos muertos te deja frío" apostilló uno de ellos que coincidía en mostrar un sentimiento de impotencia e injustificación. "Era gente normal que iba a trabajar o a estudiar, como nosotros", se lamentaban.

Al término de esos cinco minutos de silencio, en una concentración multitudinaria de unas 7.000 personas, el rector Salvador Ordóñez condenó los atentados y dijo que "a pesar de la atrocidad de los acontecimientos la respuesta masiva de la comunidad confirma que la sociedad está sana y responde unánimemente ante la barbarie". En la Universitat de València, el rector Francisco Tomás definió el acto como "una prueba de solidaridad con las víctimas" y una muestra de "la tristeza" en la que los atentados ha sumido a la comunidad universitario. Tomás señaló también que "el mejor ejemplo de repulsa" que podía dar los ciudadanos consistía en "no ceder a las presiones y al terror y ejercer el domingo el derecho democrático al voto". El rector de la Jaume I, Francisco Toledo, hizo un llamamiento a "no dejar de protestar nunca contra la violencia". Toledo leyó un conocido texto de Martín E. Muller, superviviente del holocausto nazi: "Cuando vinieron a por los judíos, me callé. Yo no era judío; Cuando vinieron a por los comunistas, me callé. Yo no era comunista; Cuando vinieron a por los sindicalistas, me callé. Yo no era sindicalista; Cuando vinieron a por mí, ya no quedaba nadie para protestar". Concluyó el rector con un "todos podíamos haber estado en los trenes", que fue interrumpido por aplausos.

Las banderas ondean a media asta en las universidades, que están de luto oficial. En una acción conjunta de todas las universirdades valencianas, se ha acordado suspender las actividades académicas hasta el próximo lunes. También se han cancelado las actividades culturales y de otro tipo. El llamado Ifparty 04, por ejemplo, un encuentro sobre arte digital que tenía previsto reunir más de 100 jóvenes de toda España en la Politécnica, queda pospuesto para el 26 de marzo.

El gran pensador francés Edgar Morin suspendió ayer la conferencia que tenía prevista en Valencia, pero se mantiene hoy su solemne investidura como doctor Honoris Causa por la Universitat de València. En su lección magistral, Morin introducirá una reflexión "sobre la barbarie y el terrorismo". Las tradicionales mucetas de color de los profesores serán negras y no habrá música.

Información elaborada por Ignacio Zafra, Ezequiel Moltó, María Fabra y Juan Manuel Játiva.

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