El director de 'El regreso' defiende el cine de lo no evidente

El cineasta Andréi Zvyagintsev (Novosibirsk, 1964) estrena hoy en España el primer punto de su manifiesto contra el cine de lo evidente. Se trata de El regreso, su ópera prima, que consiguió el León de Oro en la pasada edición de la Mostra de Venecia y que se ha convertido en el mayor éxito del cine ruso en los últimos 20 años. El regreso, una historia de padres e hijos, de creadores y criaturas, es una cinta difícil de interpretar y cargada de referencias culturales, espirituales y mitológicas.

La película arranca cuando un padre regresa al hogar tras haber permanecido desaparecido durante 10 años. Sus dos hijos parten al día siguiente junto a él a una isla donde esperan reencontrarse con la figura paterna ausente. En la mente del padre está además el objetivo de recuperar una caja oculta enterrada durante todo este tiempo. Los hijos, a pesar de enfrentarse con el padre de diferentes modos, no consiguen una respuesta sobre quién es su creador, un ser que finalmente acaba sacrificándose para salvarlos.

"Echo de menos películas en las que nada queda claro, que dejas una gran reserva para la fantasía del espectador, que debe acabar convirtiéndose en coautor. En el cine debe pasar como en la propia vida: que el espectador sea el encargado de encerrar el círculo interpretando la película con su cultura, su visión del mundo y su imaginación", asegura el cineasta ruso, que presentó su película en Barcelona. De ahí su negativa constante a explicar El regreso. "A nadie se le ocurrió preguntar a Luis Buñuel sobre el significado de la caja que llevaba el chino al prostíbulo en Belle de jour", responde con contundencia. Y es que esta caja, un guiño al cine de Buñuel y de Hitchcock, desaparece con el propio padre, sin que se ofrezca tampoco una respuesta sobre su contenido. "Para mí sintetiza la comunicación, la interacción que se transmite de un maestro a un alumno", apunta. "Un profesor puede transmitir algunas cosas a un alumno, pero siempre hay el misterio de la persona que desaparece con ella y que no se puede transmitir". El guión original de la película sí dejaba claro qué contenía la caja, al igual que dónde había permanecido el padre durante todo este tiempo y el porqué de su regreso. "Opté porque todo esto quedara oculto, no me interesa el cine de palomitas en que te olvidas de lo que has visto al salir de la sala. El que quiera tenerlo todo claro cuando ve una película que vaya a ver una de Mel Gibson o de Schwarzenegger". El filme ha de leerse "como una relación espiritual, una película que muestra emociones que no pueden someterse a las palabras". El espectador no ha de buscar referencias temporales o geográficas, que también están deliberadamente borradas.

Esta película en la que el espectador debe cerrar el círculo -"cualquiera de las interpretaciones es válida"- se ha exhibido en 66 países, consiguió el León de Oro a la mejor película y el de mejor ópera prima, el Premio Fassbinder al descubrimiento europeo, fue nominada a los Globos de Oro, los rusos la enviaron a los Oscar y en el festival de Gijón obtuvo tres premios.