_
_
_
_
_
Crítica:ESTRENO | 'El regreso'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Padres e hijos

En 1862, Iván Turguéniev publicó la que posiblemente sea la mejor de sus obras, la novela Padres e hijos, en la que, entre otras cosas, mostraba el desgarro existente entre dos concepciones del mundo, la de unos padres humildes y acostumbrados al viejo orden, y la de su joven hijo, Basárov, estudiante nihilista e impetuoso, que desprecia insensiblemente los valores que ordenan la vida de sus progenitores. Ahora, un joven cineasta debutante, Andréi Zvyagintsev, vuelve su mirada sobre este tema tan ruso, y tan universal, para proponer otro enfoque sobre las mismas cosas... aunque su fondo sea aún más amargo y terrible, si cabe, que el de aquella novela ejemplar.

Aquí se trata de contar la vida de dos hermanos, sobre los 15 años, que hace 12 que no ven a su padre y viven una existencia precaria amparados por su madre. La anécdota de este filme, fascinante, lleno de meandros y con estratos de sentido que lo hacen extrañamente insondable y misterioso, es en cambio muy sencilla: cuenta las dificultades de los dos hijos (pero sobre todo del menor) para entenderse con su padre durante un par de días en que comparten con él una rara excursión a una isla remota y desierta: nada más. Pero la capacidad de sorprender de Zvyagintsev no conoce límites. Esa isla y esa forzada convivencia se convertirán, a un tiempo, en una trampa mortal y en una metáfora, en el punto final de la infancia y en el comienzo de la edad adulta de dos criaturas desvalidas y privadas de ningún tipo de ejemplo paterno positivo.

EL REGRESO

Director: Andréi Zvyagintsev. Intérpretes: Vladímir Garin, Iván Dobronravov, Konstantin Lavronenko, Natalia Vdovina. Género: drama, Rusia, 2003. Duración: 105 minutos.

Más información
El director de 'El regreso' defiende el cine de lo no evidente

Con una fotografía de estremecedora belleza, una utilización del paisaje con las mismas intenciones de protagonismo con que lo hacían algunos de los mayores cineastas soviéticos, Zvyagintsev construye un filme de aliento trágico, recorrido por una helada, airada intención crítica, que fue perfectamente comprendido por un jurado, el de Venecia. El filme muestra pacientemente cómo el desencuentro entre padre e hijos es mucho más que la incomunicación entre dos experiencias diferentes. Es, en realidad, la metáfora misma del destino de la Rusia poscomunista. En los más bien patéticos esfuerzos del padre por imponer sus puntos de vista, en la arbitrariedad de su conducta y en la indefensión de sus hijos hay bastante más que la torcida determinación de un personaje: hay un demoledor diagnóstico de las carencias de todo un país, de toda una cultura construida sobre la idea de la fuerza y la imposición.

Filme de una inusual calidad formal, de una deslumbrante madurez narrativa, El regreso es una propuesta abierta para que la inteligencia del espectador penetre entre sus secretos, algunos de los cuales ni siquiera los protagonistas saben desentrañar; y es una de las películas más extraordinariamente complejas y hermosas que a este cronista le haya sido dado ver en mucho, mucho tiempo.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_