Elogio de la improvisación
Mucho voluntarismo, poco presupuesto y forzosa inexperiencia marcan las siete campañas al Rectorado de la UPV
El desenlace de las elecciones al Rectorado de la UPV está marcado por la incertidumbre y el desarrollo de su campaña electoral, por la improvisación. Las siete candidaturas derrochan, o, al menos hacen gala de ello, conocimientos sobre gestión, sólida preparación y brillantez académica. Pero la profesionalidad de los catedráticos aspirantes y sus equipos va acompañada por una completa inexperiencia en el trabajo de tratar de convencer en 20 días a 59.000 personas para que les concedan su voto.
La universidad pública vasca nunca ha vivido un proceso semejante al que comenzó de forma oficial el pasado jueves. Ello se refleja en las acciones de los candidatos en liza y de la propia institución. Resulta sorprendente, aun con los comprensibles titubeos que siempre implican los primeros pasos, que, por ejemplo, la campaña se iniciase con algún equipo que aún no había acabado sus carteles y panfletos o sin que la UPV tuviera a punto la web que ofrece a los candidatos para colgar sus páginas, puesta en marcha un día después del arranque oficial de la campaña.
A estas circunstancias se suma la escasez de medios disponibles. La UPV, como decidió su Consejo de Gobierno, pone a disposición de cada candidato una subvención máxima de 10.000 euros, cifra que apenas alcanza, como admiten todos los equipos de campaña, para sufragar la impresión de unos pocos miles de folletos informativos y unos cientos de carteles. Ninguno de ellos, dada la precaria situación económica que atraviesa la universidad pública, reclama mayor ayuda económica. "Si buzoneáramos con nuestras propuestas a los alumnos, no nos llegaría el dinero. De todas formas, mejor que la subvención esté así de limitada. Nos obliga a no pasarnos y a agudizar el ingenio", comenta el profesor Iñaki Goirizelaia, coordinador de la campaña de Juan Ignacio Pérez.
Los hechos secundan las palabras de Goirizelaia. El diseño artesanal, la ayuda de amigos, la colaboración de profesores y alumnos según sus conocimientos y su disposición, y un equipo obligado a ser autosuficiente componen la fórmula general que rige un proceso calificado por el candidato Ander Gurrutxaga como todo un "experimento".
De las siete listas, tan sólo la del director de la Escuela de Ingenieros, Javier Muniozguren, cuenta con los servicios de una consultora externa que se ocupa de diseñar y coordinar su campaña. Juan Ignacio Pérez, ausente los dos primeros días de campaña por ser miembro del tribunal de una cátedra en Baleares, ha optado por encargar su página web y su propaganda electoral a otra empresa. Iñaki Antigüedad, al igual que los anteriores, ha contratado a una persona para oficiar de enlace con los medios de comunicación.
Auditorios escasos
En el caso de Gurrutxaga, estas labores, como él mismo explica, han recaído en amistades. Antonio Rivera, Francisco Doñate y Marisol Esteban han optado por hacerlo todo ellos mismos y su equipo o buscar ayuda dentro de la propia universidad. "No hemos contratado nada, salvo la imprenta. La foto nos la ha hecho un colaborador, el diseño otro, la página web otro... Confíamos en nuestra universidad y utilizamos sus recursos humanos", afirma el profesor Mikel Urquijo, miembro de la candidatura de Doñate.
De cualquier forma, la mayor ocupación de los candidatos y sus equipos estos días es un constante y organizado traslado por los 30 centros de los tres campus de la UPV para hacer llegar a los electores las virtudes de sus programas y contestar a las preguntas de un, hasta ahora, escaso auditorio que puede oscilar entre ninguna y 60 personas.
Los equipos de los candidatos consideran que ésta en apariencia escasa respuesta no es tal. "Lo fundamental en esta campaña va a ser el boca a boca, y las personas que acuden a los actos los comentan con sus compañeros y éstos con otros. Y si les has convencido tienes mucho ganado", recalca el catedrático Felipe Serrano, coordinador de la campaña de Esteban.
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