"Sin más soldados de la OTAN no habrá elecciones en Afganistán"
"Si no hay más presencia militar no se podrán celebrar con garantías elecciones en Afganistán", declara en una entrevista a este diario el catalán Francesc Vendrell, de 63 años, representante especial de la UE desde julio de 2002 para el país centroasiático tras haberlo sido durante los dos anteriores como responsable de la ONU, de la que es funcionario desde 1968. "La OTAN debe redoblar los esfuerzos militares y los países donantes inyectar una nueva aportación financiera", afirma al referirse a las expectativas de la conferencia internacional que se celebrará en Berlín, los próximos 31 de marzo y 1 de abril. La Comisión Europea sugirió la semana pasada que los comicios, presidenciales y legislativos, sean aplazados más allá de junio, el objetivo marcado en la conferencia interafgana de 2002 en Bonn, ante la escasez de personas que se han inscrito en el registro electoral (apenas una décima parte de un censo de 10,5 millones). El problema de la producción de droga continúa siendo muy grave, reconoce Vendrell, quien avisa que "Afganistán puede convertirse en un narcoestado en manos de los señores de la guerra" si el cáncer no se extirpa ya. La ONU así lo ha advertido al señalar que el cultivo de adormidera y la producción de heroína se ha extendido alarmantemente desde 2002 tras alcanzar su nivel más bajo en 2001 cuando aún imperaba la prohibición talibán.
"Afganistán puede convertirse en un 'narcoestado' en manos de 'señores de la guerra"
El Banco Mundial estima que la reconstrucción de la deprimida nación, de 35 millones habitantes, exige una ayuda internacional de 28.500 millones de dólares durante los próximos siete años. La primera conferencia de donantes, que tuvo lugar en Tokio meses después de la desaparición de la tiranía de los talibanes, reportó un total de 4.000 millones que en su totalidad han sido ya gastados.
"El retraso de las elecciones no es en sí dramático. No se trata de llegar al mes de junio como si fuera una fecha mágica. Es más importante organizarlas bien para que puedan ser creíbles, pero para eso es imprescindible incrementar el número de soldados de la ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad)", manifiesta Vendrell. La ISAF, que cuenta con alrededor de 5.500 soldados de una treintena de países, entre ellos España, se desplegó a finales de 2001 tras la caída del régimen talibán sólo con funciones de mantenimiento de la paz en Kabul. La OTAN está al mando de la misma desde agosto. La ONU aprobó una extensión de la vigilancia más allá de la capital en octubre, aunque apenas se ha traducido en un mayor número de fuerzas, si se exceptúa el envío de Alemania de entre dos y tres centenares de unidades a la norteña Kunduz, una de las zonas menos conflictivas. La contribución germana se ha englobado en una de esas patrullas militares y civiles (PRT en la jerga militar americana) que los norteamericanos han promovido para dar asistencia a los gobiernos provinciales y a las ONG. La Alianza Atlántica confía en crear para junio cinco de esas patrullas y el Pentágono desearía que el número se ampliara en el curso de un año hasta cerca de una veintena. EE UU cuenta con un contingente de más de 10.000 efectivos en el centro y sur del país para acabar con las bolsas de resistencia talibán y de Al Qaeda, y desearía que pudieran ser relevados por tropas del bloque atlántico.
"Confío en que los compromisos de los gobiernos aliados se traduzcan bien pronto en la llegada de más soldados. Es una garantía saber que la OTAN ha dicho que está en juego su propio prestigio", afirma Vendrell. "En Afganistán no ha habido hasta ahora concatenación entre las necesidades de seguridad y las metas políticas", observa el representante europeo para el cual "es evidente que ningún país quiere tener bajas". "En situaciones de crisis, primero se piensa como avanzadilla en las ONG, luego se recurre a la ONU y sólo al final se contempla el envío de tropas. Pero los gobiernos de la UE deben tener presente que si se está transmitiendo el mensaje de que no hay seguridad eso significa que deben comprometerse más refuerzos", agrega con tono crítico. ¿Cuántos más? El enviado europeo calcula en base a estimaciones militares que podrían bastar 3.000. Ahora bien, cree que habría que acelerar los plazos.
Sin embargo, tal compromiso viene arrastrándose desde octubre. George Robertson, secretario general de la organización hasta diciembre, presionó para arrancar apoyo concreto. Turquía prometió tres helicópteros y Holanda otros tres antes. El nuevo jefe de ISAF, el teniente general canadiense Rick Hillier, confesó en febrero que aún no habían llegado los aparatos. El comandante supremo aliado, el general norteamericano James Jones, presentó la semana pasada al comité militar de la OTAN la lista de requerimientos y está prevista para esta semana una conferencia de generación de fuerzas con el objetivo teórico de poder cerrar la aportación de soldados, helicópteros, logística, inteligencia y comunicaciones. El nuevo secretario general, Jaap de Hoop Scheffer, declaró en una reciente entrevista a este diario que la tarea no es sencilla, pues exige fuerzas de protección y la autorización en algunos casos de los Parlamentos nacionales. Pero se mostró muy seguro de que los compromisos arrancados se cumplirán. Italia ya ha adelantado que aportará una de esas PRT.
"Hay tres cánceres interrelacionados: los señores de la guerra, que continúan siendo fuertes en las provincias, los focos talibán y la droga. Si no se acaba con los primeros, no se podrá hacerlo con los segundos ni menos eliminar la expansión de la droga ni el riesgo de que el país se convierta en un narcoEstado", afirma. "No creo oportuno que la OTAN se implique directamente en la quema de campos de cultivo, pero sí en la destrucción de laboratorios de narcotraficantes o en la detención de algunos de esos señores de la guerra".
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