Los mítines no son lo que eran
El Bloc reúne a 70 personas en un acto en Meliana, uno de sus feudos en L'Horta Nord
Lo primero que llama la atención en un mitin como el que el Bloc Nacionalista Valencià celebró el miércoles en Meliana es la ausencia de banderas. En una campaña en la que los partidos tienden a arroparse con ellas, esta formación nacionalista opta por una sobriedad cromática radical.
Lo segundo que sorprende, aunque en esto el Bloc está en la media de los partidos políticos, es la capacidad de convocatoria; 70 personas acudieron el miércoles a un acto en el que participaba Enric Morera, líder de la formación. Es llamativo si se tiene en cuenta que Meliana (9.278 habitantes) es uno de los graneros electorales del Bloc en L'Horta Nord. Allí consiguió más de mil votos en las últimas elecciones locales.
En una campaña llena de banderas, el Bloc opta por una radical sobriedad cromática
Si hubo un tiempo en el que los mítines eran la esencia de la campaña electoral, y los ciudadanos acudían a ellos para decidir el voto, las cosas han cambiado. Los asistentes a éste, con mayoría de personas maduras, un contingente de ancianos y un páramo de primeros votantes, tenían clara de antemano su decisión: eran militantes de Meliana, Almàssera y Alboraia.
Josep Riera, secretario de organización del Bloc en Meliana, explica que estas convocatorias funcionan mejor en las elecciones municipales. "Ésta, además, coincidía con un partido del Valencia..." ¿Por qué se hacen entonces? "Tienen cierta repercusión en los medios de comunicación locales o comarcales, y sirven para el funcionamiento interno".
El acto comienza con Enric Morera, quien descubre a los pocos minutos los riesgos de celebrar un mitin en un conservatorio por medio del obstinado sonido de un trombón. El número uno del Bloc por la provincia de Valencia es correcto y buen comunicador aunque un punto hierático. Lo contrario que el siguiente orador, Joan Francesc Peris, líder de Esquerra Verda, que se mueve y gesticula al ritmo de su discurso.
El público escucha atento pero impasible, con un rictus que sólo se alegra cuando los candidatos corrigen el lema del PP Vamos a más por el de "Vamos a por más" o cuando ironizan con que el PSPV "tiene tanto peso dentro del PSOE que Carmen Alborch no tiene ni cartel electoral". La otra reacción, más indecorosa, son los bostezos de la platea justo cuando Peris se centra en criticar la estructura del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
El acto acaba y la gente aplaude, se emplaza para el próximo mitin, pregunta por la familia y se despide entre abrazos. Todo queda en casa.
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