_
_
_
_
HOMENAJE A AUGUSTO MONTERROSO

Monterroso en nueve palabras

BREVEDAD Enrique Lynch

Monterroso es cervantino en su actitud literaria, más pendiente del lector que de sí mismo
Brevedad es lo que falta a las óperas y a las tesis y hace a las primeras abrumadoras y a las segundas, abominables
Más información
Novelas de una sola línea

Lo que se afirma o se sufre, se escribe y se manifiesta, o bien es largo, penoso o reconfortante, o bien es breve. La brevedad es la virtud del amor y del pasatiempo, la condición del viaje cuando está lleno de incidencias, y lo que lamentamos al pensar cuán pequeña es la cuota de existencia que nos ha sido asignada. (Así lo deja entrever, con melancolía, el célebre adagio de Horacio). Para los héroes, los genios y los semidioses, sin embargo, la brevedad es el precio de la fama, que sólo se salda con una muerte escogida -por eso Aquiles prefirió una vida efímera y gloriosa y se hizo inmortal-. Y para todos, sin distinción, breve es el tiempo de la felicidad, cuando nos toca. En el arte, en cambio, la brevedad es lo que falta a las óperas y a las tesis y hace a las primeras abrumadoras, y a las segundas, abominables: lo más difícil, la suprema imitación, allí donde el escritor casi consigue escapar a la trampa de las palabras y parece que, por una vez, sabe lo que dice.

Su última obra es el ensayo In-moral (Fondo de Cultura Económica).

CERVANTES Antonio Orejudo

Su última obra es la novela Ventajas de viajar en tren (Alfaguara). También es autor de una edición de las Novelas ejemplares de Cervantes (Castalia).

CUENTO TRISTE Bárbara Jacobs

Es cuento triste porque es cuento bueno. Si la vida es triste, y un buen cuento es el que reúne toda la vida, un buen cuento siempre será un cuento triste. Que lo sea, no implica que descarta el humor. De hecho, la Antología del cuento triste, leída en su orden normal, revela la historia de la gradación o del tratamiento

del humor en la literatura. No todo cuento triste es bueno; para que lo sea, debe incluir el ingrediente justo de humor. La tristeza y la alegría de la vida, en una combinación literaria armoniosa, dará como resultado una literatura triste.

Su última obra es la colección de artículos Atormentados (Alfaguara). También es autora, junto a Augusto Monterroso, de Antología del cuento triste (Alfaguara).

DINOSAURIO

Javier Sampedro

¿Extinto? Su tamaño irreal inspira aún a las empresas que se funden y a las economías que no escuchan, su color incierto tiñe todavía los ríos secos y las mañanas de tormenta, sus dientes como cimitarras siguen escondiéndose tras la mesa de un gestor que se esconde tras las ecuaciones de un ideólogo, su lengua pegajosa no ha dejado de dictar el discurso del poder mudo. Será un fósil, no te digo que no, extinto tal vez en las láminas de un libro igualmente extinto, pero en este mundo, fuera de la biblioteca, el dinosaurio vive aún en el desván oscuro de nuestra mente dormida.

Su última obra es el ensayo Deconstruyendo a Darwin (Crítica).

FÁBULA Gustavo Martín Garzo

Augusto Monterroso no tenía un alto concepto de los hombres, ni de lo que cabía esperar de ellos, pero está claro que se encontraba a gusto en su compañía, especialmente si eran escritores o tenían algún trato con los libros. Por eso sus fábulas, contra lo que suele decirse, están llenas de candor. Sólo que el candor es peligroso, como lo demuestra el niño que, en el cuento de Andersen, afirma que el rey está desnudo. Ése es el problema de la verdad, que es dinamita pura; además, nadie suele creerla. Ni siquiera sabemos para lo que sirve. En un viejo cuento sufí un hombre le dice a su maestro: "Nos cuentas historias pero no nos dices cómo descifrarlas". "¿Tú qué dirías -le contesta éste- si un hombre que viene a venderte fruta se la comiese dejándote solo con la piel?". Eso son las fábulas para Monterroso: la fruta completa.Su última obra es Pequeño manual de las madres del mundo (Erre que Erre).

GUATEMALA

Luis Eduardo Rivera

Es el sustrato casi imperceptible de su obra, que no contradice ni desmiente la marcada inclinación hacia lo universal que observamos desde el primero hasta el último de sus libros. Ni su nacimiento en Honduras, ni los tantísimos años de exilio en México, DF, en donde residió hasta el final de sus días, y en donde escribió y publicó la casi totalidad de su obra, lo alejaron afectivamente de ese espacio geográfico con el que su destino se soldó, en junio de 1954, a la caída del Gobierno de Jacobo Arbenz. Moterroso, junto con los más destacados artistas e intelectuales guatemaltecos de su generación, permaneció fiel a una patria ideal, a un sueño de democracia que duró apenas diez años (de 1944 a 1954), y que sus compatriotas, no todos por supuesto, aún evocan con nostalgia como Revolución de Octubre. Igualmente, el ingenio que tanto le han celebrado tiene sus raíces en ese país, en una primera influencia literaria que él siempre reivindicó con orgullo: las Tradiciones de Guatemala, del genial Pepe Batres Montúfar.

Escritor guatemalteco, autor de la novela Velador de noche, soñador de día (Óscar de León Palacios Ed.). Próximamente publicará en España El lector ideal (Llibros del Pexe).

OBRAS COMPLETAS Enrique Vila-Matas

Nadie antes en la literatura había debutado así. Con una colección de relatos titulada Obras completas (y otros cuentos). ¿Quién deseaba acabarlas? Para colmo, el libro contenía el relato más breve del mundo. Y se levantaba contra la Solemnidad. Y, además, empezaba por el final, puesto que Obras completas era el título del último cuento. Del último cuento del volumen, que no de las obras completas del autor, que en los siguientes años se dedicaría a situarse, con la astucia de la oveja negra, a la altura de Rulfo y de Borges. Contenía el libro momentos de alta ternura cervantina y superrealista: "A la orilla del camino vaca muerta muertita sin quien la enterrara ni quien le editara sus obras completas ni quien le dijera un sentido y lloroso discurso por lo buena que había sido". Al cabo de los años La vaca volvería, pero sólo para dejar incompleta la obra y para recordarnos lo bueno que Monterroso era. No le dieron el Premio Cervantes los tarugos de siempre. Porque no era solemne ni engreído. Y porque no había escrito, decían, sus Obras Completas.Su última obra es la novela París no se acaba nunca (Anagrama).

OVEJA NEGRA Bernardo Atxaga

Aunque en la época en que Augusto Monterroso escribió sus fábulas todavía existía, el género se encuentra ahora en vías de extinción. Miremos alrededor: no hay excepciones en los rebaños. Escuchemos lo que se dice: se habla mal, constantemente, de los del otro prado, pero contra los que comparten la misma hierba nadie dice ni bé. Perdura, sin embargo, la necesidad que siente todo rebaño de matar de vez en cuando a algún prójimo, de modo que hay ovejas blancas que son separadas de las demás y llevadas lejos, hasta un punto en el que ya no es posible distinguir los colores. "¡Una oveja negra!", gritan entonces los voceras, y la oveja es condenada y muerta, o al revés. No todas sus compañeras se regocijan, algunas inician incluso una protesta. "Hemos matado a una, pero tiene que haber más", grita entonces un cabrón. Se hace enseguida el silencio, y alguien entona, balando, una balada boba.

Su última obra es la novela Soinujolearen semea

[el hijo del acordeonista] (Pamiela).

VACA Empar Moliner

Informe de lectura del cuento infantil 'La vaca' (popular)El cuento describe un día cualquiera en la vida de una vaca lechera. Tal y como está es impublicable. Sugerimos las siguientes modificaciones:

-Cuando el granjero ordeña a la protagonista, no debería mirarle las ubres, sino los ojos. A su frase: "Las vacas tienen las ubres grandes", habría que añadir, "y una gran inteligencia, por la que son valoradas".

-Sería conveniente que el toro también llevase cencerro, para demostrar que no sólo las hembras se preocupan por los abalorios.

-La escena de sexo (necesaria por educativa) es machista. Ya que en la cópula el toro asume el rol dominante, la vaca debería, al menos, tomar la iniciativa. Después, él tendría que preguntarle si ha llegado al orgasmo.

-La ilustración en la que la vaca amamanta al ternero no es incorrecta, pero sí pobre plásticamente. El/la lector/a puede pensar que todos/as los y las animales son en blanco y negro y, por tanto, aburridos. Sustituyendo al ternero por un/a cerdito/a adoptivo/a (de color rosa) la escena sería más interesante a nivel cromático y fomentaría los valores de solidaridad por los que siempre se ha preocupado nuestra editorial.

Su última obra es el libro de cuentos T'estimo si he begut [te quiero si he bebido] (Quaderns Crema).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_