Al menos nueve muertos y 60 heridos en un nuevo atentado suicida en Jerusalén

El nuevo atentado suicida ocurrido ayer en Jerusalén, que se cobró ocho vidas además de la del suicida y más de 60 heridos, reafirmó al Gobierno israelí en su determinación de construir una barrera que aísle las áreas autónomas palestinas de Cisjordania. Varios de sus ministros y portavoces institucionales reivindicaron la necesidad de seguir adelante con este polémico proyecto como fórmula para minimizar los efectos del terrorismo. Los funerales de las ocho víctimas coinciden hoy con la apertura del proceso de alegaciones orales ante el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya.

Hasta el responsable de la cartera de Justicia, Yossef Lapid, uno de los pocos miembros del Gabinete que había criticado públicamente el trazado elegido y la decisión gubernamental de no personarse en La Haya, justificó ayer la controvertida barrera de separación. "Estos asesinos palestinos han demostrado que Israel no es el agresor, y que la valla de seguridad no tiene otro objetivo que el de salvar vidas", dijo, al ser entrevistado poco después del atentado. Lapid, que lidera el partido Shinui -el segundo en importancia dentro del actual Ejecutivo-, hizo un llamamiento a los 15 magistrados del tribunal para que comprendan el porqué de esta medida y señaló que "si estuviera terminada la valla de Jerusalén, este ataque no se hubiera producido".

Una opinión similar fue expresada por el último candidato a alcalde de la ciudad por parte del Partido Laborista, Nir Barakat, que se encontraba por casualidad en las inmediaciones y participó en las tareas de rescate. "Nuestro derecho a vivir y a no saltar por los aires es más importante que la calidad de vida de aquella gente que sufre las consecuencias de nuestra autoprotección a través de la valla", declaró Barakat, que se apeó de su vehículo para ayudar a los servicios de emergencia a evacuar a las decenas de heridos. Entre ellos, numerosos adolescentes que se dirigían a los colegios del barrio residencial de Rehavia.

Al lugar de la tragedia llegaron también los presidentes de las Comunidades Judías en EE UU, que celebran estos días su 30 conferencia anual en un hotel cercano. Su director ejecutivo, James Tisch, explicó cómo asistían a una sesión relativa precisamente a la barrera de separación cuando escucharon la explosión. En pocos minutos, bordeando el parque que hay entre el hotel y la antigua estación de tren, los líderes de la influyente comunidad judía estadounidense pudieron presenciar en vivo y en directo la frenética actuación de los servicios médicos.

Según el jefe de la Policía de Jerusalén, Miky Levy, quien inmediatamente se personó en la calle de Emek Refaim -que al igual que la línea 14 de la empresa Egged era escenario de su segundo atentado suicida-, el explosivo empleado por el suicida fue de pequeño tamaño. No obstante, este mando especuló con la posibilidad de que sus componentes hubieran sido impregnados con una sustancia tóxica para incrementar su letalidad, hipótesis que está siendo investigada. Levy constató que el guardia de seguridad del autobús se había bajado en una parada anterior, posibilitando la entrada del suicida. "No podemos tener un agente en cada autobús y a todas horas", dijo a los periodistas.

El atentado obligó al ministro de Transportes, Avigdor Lieberman, a posponer para hoy la presentación oficial de un prototipo de autobús que introduce una serie de medidas antiterroristas. Lieberman había citado a los medios para mostrar los cinco vehículos ya terminados que comenzarán a circular por las calles de Jerusalén y Tel Aviv a modo de proyecto piloto. Desarrollados por la empresa TAAS, perteneciente al consorcio público de industrias para la defensa, estos autobuses incorporan detectores de metales en la puerta de entrada, un mecanismo que permite al conductor impedir el acceso a cualquier viajero que levante sospechas al subir, y una puerta trasera que permite salir rápidamente al pasaje en caso de alarma.

Aunque el primer ministro palestino, Ahmed Qurei, condenó expresamente el atentado, el Gobierno israelí volvió a demandarle mayor diligencia en sus actuaciones en el único área autónoma de Cisjordania cuyo control le ha sido oficialmente transferido. Al igual que el suicida que se inmoló el pasado 29 de enero matando a 11 personas dentro de otro autobús, Mohamed Zohoul partió ayer del área de Belén, patrullada por las fuerzas de seguridad palestinas. Natural del pueblo de Usan, de 23 años, casado y con un hijo, Zohoul grabó un vídeo en el que, rodeado de la parafernalia típica de estas ocasiones, justificó la acción terrorista como represalia por la operación militar registrada la semana pasada en Gaza, que causó 15 muertos. Asimismo, leyendo un comunicado, aseguró desafiante que "este muro nazi no conseguirá parar nuestros ataques", en clara alusión a la barrera de separación.