"Fuera del campus, el arte es negocio"

Laura Bautista empezó a estudiar Historia del Arte con la ilusión de dejarse engullir algún día por el mundo de los museos, las galerías, soñando en tal vez convertirse en conservadora de obras. La desilusión le llegó temprano al comprobar que aquel universo estaba reservado para un puñado de funcionarios públicos con algún decenio de antiguedad laboral a las espaldas y para exquisitos tiburones de las finanzas. "Por si fuera poco", explica Laura, "la preparación en la facultad era muy teórica, alejada completamente del mundo laboral... el arte fuera de las aulas, en la realidad, era puro negocio, un asunto de marketing, de gente que se había preparado como economistas o con buen ojo para el dinero...".

Laura cursó su carrera itinerando dentro del campus. "Durante dos años", se queja, "fuimos de aula en aula y de edificio en edificio sin llegar a tener un lugar fijo donde estudiar, sin recursos y con bastantes profesores que impartían sus clases a base de fotocopias de enciclopedias", recuerda "Al final llegó la crisis y decidí esconderme a estudiar en la biblioteca. Lo más triste de esto es, que a pesar de dejar de asistir a las clases, terminé la carrera con buenas notas".

Por todo ello Laura, que de muy joven había competido como tenista, continuó y continúa ganándose la vida como monitora de tenis infantil y juvenil en las ciuidades Manises y Mislata. "He trabajado también en tiendas especializadas de deporte y justamente en estos momentos estoy pendiente de un proceso de selección, mi hobby se ha convertido en mi modo de vida. Era algo que sabía que de alguna manera acabaría ocurriendo y por eso nunca llegué a apartarme del deporte", afirma.

No obstante Laura, estudiante también de música, piensa en la docencia como una posible salida profesional. "Pienso que terminar dando clases sería darle un buen uso a mis estudios. Por eso preparo el Curso de Adaptación Pedagógica y oposiciones, la mayoría de mis compañeros de promoción están en una situación similar aunque hay de todo. Muchos prosiguen ampliando conocimientos y buscándose la vida en lo que pueden", dice, y pone como ejemplo: "Conozco de un chica que trabaja en Eurodisney y un buen número sale fuera de Valencia para probar suerte", asegura.

Con todo, Laura no ha dejado de mirar con buenos ojos el arte. Asidua de exposiciones intenta tanto como puede seguir la vida cultural de Valencia. "La oferta", comenta, "es interesante aunque muy dispersa y a menudo poco difundida, me interesa el IVAM y el San Pío V aunque, en el caso del primero, opino que la programación se ha centrado mucho en impactar al público en general, en agradar a mayorías programando exposiciones de autores muy reconocidos y prestando poca atención a los artistas valencianos".

De todos modos, reconoce: "También es cierto que han amplíado la oferta de talleres que bien orientados sirven para crear una conciencia artística en la sociedad". Paradójicamente, Laura asegura que los museos en general están muy bien guiados, de manera muy pofesional. "Fíjate", explica, "en que los guías que puedes encontrarte en uno de nuestros museos están muy preparados, saben de lo que hablan y trabajan con devoción y entrega". Pero hay un pequeño truco: "La inmensa mayoría son estudiantes de historia del arte en prácticas que no cobran un duro, claro, y que cuando terminan sus prácticas vuelven a la realidad".