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"Es un derecho"

El caso de la italiana que ha muerto por no querer amputarse un pie gangrenado tiene un antecedente en España. "Se trataba de una diabética a la que ya le habían puesto una prótesis en una pierna; cuando el médico le indicó que había que hacer lo mismo en la otra, se negó. Era muy religiosa, y pensó que no tenía obligación de luchar más. Sobrevivió varios años, hasta que hace dos falleció", recuerda la especialista en bioética Carmen Sánchez Carazo. Para esta experta no hay ninguna duda sobre el deber de respetar la autonomía del paciente. "Es un derecho que consagra la ley, y si la persona no padece ningún trastorno mental, debe ser quien decida. En España un caso así sería perfectamente legal".

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