Zaplana admite posibles equivocaciones y luego aclara que el Gobierno no erró
"Nos podemos haber equivocado, como se puede equivocar cualquiera, pero se ha actuado con gran coherencia y desde luego defendiendo los intereses de nuestro país y de la seguridad mundial por encima de todo". Así respondió ayer el ministro portavoz, Eduardo Zaplana, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, a la pregunta de si el Gobierno actuó correctamente en su apoyo en la guerra de Irak, sabiendo que el jefe de la CIA, George Tenet, admitió el jueves que nunca habló de que en Irak existiera una "amenaza inminente".
Cinco horas después de su comparecencia ante los medios de comunicación tras el Consejo de ministros, Zaplana aclaró a este periódico a través de un portavoz de su ministerio que lo que había querido decir es que cualquiera se puede equivocar al tomar una decisión, pero que en el caso de Irak, el Gobierno no entendía que hubiera cometido un error. "El ministro quería decir que en la misma situación, en las mismas circunstancias, se habría tomado la misma decisión", explicó un portavoz de Zaplana.
La aclaración del portavoz llegó por la tarde. Antes, fuentes de la Presidencia del Gobierno habían señalado a este periódico que no había ninguna rectificación del Ejecutivo en su postura respecto a Irak y que las palabras del portavoz no podían ser interpretadas como la admisión de un error.
Zaplana, en la rueda de prensa en La Moncloa, reiteró la negativa del Gobierno a comparecer ante el Parlamento o a abrir una comisión de investigación, como las anunciadas en Estados Unidos y el Reino Unido, para explicar las razones por las que intervino en la guerra de Irak, ante la decena de preguntas que se le hizo sobre esta cuestión.
Fiel al argumentario que repartió La Moncloa el lunes sobre esta materia, Zaplana aseguró que la decisión del Gobierno de participar en la guerra en Irak no estuvo condicionada por ningún informe de los servicios secretos, como sucedió en Estados Unidos y el Reino Unido, lo que ha acarreado la creación de comisiones de investigación, según el ministro. España, alegó, participó del convencimiento internacional de que Sadam Hussein tenía en su poder armas de destrucción masiva, basada en las resoluciones de la ONU y los informes de los inspectores.
Dicho convencimiento, unido al riesgo de que dichas armas pudieran caer en manos de grupos terroristas como Al Qaeda, aconsejaba actuar "en defensa de la seguridad en el mundo y la defensa nacional", señaló Zaplana. Insistió en que el debate previo a la intervención del "trío de las Azores" en Irak no se centró sobre si había o no armas de destrucción masiva, sino en "si había que dar más tiempo o no a los inspectores para que las descubrieran".
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